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CUANDO LLEGA EL INVIERNO: BENEFICIOS DE LA EQUINÁCEA

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COMO BAJAR DE PESO SI USTED TIENE DIABETES


Sobrepeso, obstáculo que se debe tratar de superar 


La obesidad aumenta el riesgo de padecer diversas enfermedades, como aterosclerosis, hipertensión y la misma diabetes. Si usted padece esta última y le sobran algunos kilitos, ¡decídase a adelgazar! Además de lucir muy bien, la glucosa se controlará mejor. 

La insulina reduce la glucemia, actuando como una “llave” que abre las “puertas” de las células para que el azúcar pueda entrar y sea utilizada. En una persona excedida de peso esa hormona no puede actuar correctamente, porque en los obesos las “cerraduras de las puertas” se alteran y para “abrirlas” se requiere el doble, el triple o aun mayor cantidad de insulina que en el caso de una persona delgada. 

Cuando las personas obesas con diabetes de reciente diagnóstico adelgazan, la insulina aún presente puede cumplir de nuevo con su función y la glucosa puede mantenerse en sus valores normales sin requerir tratamientos adicionales con medicamentos. 

Si usted tiene sobrepeso, seguramente más de una vez se habrá preguntado por qué le ocurrió. Con frecuencia se escucha que “la obesidad es el resultado de una alteración de la tiroides” o bien que “es por herencia”. En casi todos los casos su origen es muy claro: las personas obesas comieron durante los meses o años pasados más de lo que su cuerpo necesitaba, como producto de malos hábitos alimenticios. En consecuencia, el exceso de energía se almacena en el cuerpo en forma de grasa. Pero ¿qué ocurre con la herencia? 

Si bien ésta es importante, primero incorporamos los hábitos y las costumbres de nutrición tal y como los aprendimos en casa. También es cierto que una persona con obesidad en general también hereda alteraciones en los centros reguladores de la saciedad, esto es como si su cuerpo le exigiera comer en mayor cantidad para satisfacer la sensación de hambre. Por eso es tan difícil el control de este problema, que requiere, en cierta forma, que la persona acepte ir contra la corriente, contra lo que instintivamente quisiera hacer, que en este caso es comer. 

Para bajar de peso no existe ninguna receta secreta. 

Tan sólo hay que disminuir la cantidad de calorías que se ingieren habitualmente. También se debe tomar en cuenta la cantidad de hidratos de carbono, proteínas y grasas de la alimentación, así como los horarios de las comidas, para tener un control aceptable de la glucemia. Pero eso no es todo, se contribuye aún más a perder esos kilos que sobran ¡al aumentar la actividad física! 

De este modo, el cuerpo utilizará la energía almacenada en forma de grasa. Si está usted decidido a bajar de peso, nosotros queremos contribuir a eso. ¿Cómo perder esos kilos que sobran? ¡Con menos calorías y más movimiento! 

Hay que comer de todo 

Procure darle variedad a los menús, pero en la cantidad adecuada, de acuerdo con sus necesidades (edad, género, actividad física y control glucémico). Es importante que comprenda que no hay alimentos buenos o malos. Todos son necesarios para el cuerpo, pero en cantidades diferentes. Hay alimentos que no son recomendables para una persona con diabetes, como los azúcares (azúcar, miel, mermelada, piloncillo, dulces, pasteles, refrescos, galletas dulces, pan de dulce, etc.) y los que contienen una gran cantidad de grasa (salchicha, chorizo, leche entera, mantequilla, manteca, mayonesa, chicharrón, vísceras y carne grasosa, entre otros). Estos alimentos no se encuentran prohibidos, pero deben comerse en cantidades muy pequeñas o, de preferencia, no consumirse. 

Las tres reglas de oro para adelgazar 

Si usted es obeso, es muy importante la pérdida de peso. La insulina actuará mejor cuando tenga menos tejido graso, es decir, cuando adelgace. Se considera una reducción exitosa del peso corporal cuando se pierden entre 500 g y 1 kg por semana. 

- 1. Modere el consumo de alimentos ricos en proteínas e hidratos de carbono (carnes, quesos, huevo, leche, pan, tortilla, cereales, galletas, tubérculos, legumbres y frutas). 

- 2. Evite consumir productos ricos en azúcares simples y grasas, como azúcar, dulces, pasteles, refrescos, carnes y lácteos (y sus derivados), y bebidas alcohólicas. 

- 3. Consuma suficiente fibra y agua. Éstas llenan el estómago sin engordar. Cómalas en diferentes preparaciones para evitar aburrirse de ellas: verduras y ensaladas como plato principal y carne como complemento. 

Por lo general, la primera semana se adelgaza fácilmente. En la segunda semana, a pesar de todo esfuerzo, el peso a veces permanece constante. ¡No se desanime! Después de este periodo los resultados mejoran si usted mantiene una alimentación adecuada. 

¿Está aumentando otra vez de peso? 

“¡Oh! ¿Otra vez tengo un kilogramo de más?” ¡Manos a la obra, hay que actuar inmediatamente y bajar esos kilos que sobran! La glucemia se puede elevar. Seguramente ha comido un poco más de lo habitual o han surgido frecuentes invitaciones o compromisos, y por eso se excedió en el consumo de alimentos altos en calorías. Para que baje de 500 g a 1 kg por semana hay que consumir entre 500 y 1000 kcal (kilocalorías) menos por día. Tome en cuenta las siguientes sugerencias: 

- Consuma diariamente las tres comidas tradicionales y si tiene mucha hambre entre ellas —solamente cuando lo requiera—, incluya colaciones. 

- No deje de desayunar. 

- Coma sólo lo que necesita para satisfacer su hambre; hágalo despacio y en un ambiente tranquilo. No haga ninguna otra cosa mientras coma. Si efectúa al mismo tiempo otras actividades, lo más probable es que ingiera más alimentos de los que necesita, por ejemplo, evite hacerlo mientras ve televisión. 

- Sírvase solamente lo que va a comer y deje lo demás en la cocina. Use un plato pequeño y procure que éste tenga siempre una presentación atractiva. Si no se siente satisfecho con la porción de alimento, agregue cantidades adicionales de verduras. 

- Trate de reducir el consumo de nutrimentos altos en grasa. 

- Limite el consumo de alimentos fritos, en lugar de ello cocínelos al horno, al vapor o asados, sin adicionar grasa a los que ya preparó. 

- Elija lácteos descremados o bajos en grasa. 

- Aumente diariamente su nivel de actividad física realizando pequeños cambios hasta que establezca, de ser posible, una rutina de ejercicio aeróbico de tres veces o más por semana. 

- No se pese más de una vez a la semana. Hacer esto a menudo no da una buena idea del progreso y puede desanimarlo. 

- No compre comestibles cuando tenga hambre o esté cansado.

- Trate de ingerir solamente lo necesario para satisfacer su hambre y no asocie esta actividad con estados emocionales; muchas personas lo hacen de más cuando se encuentran tensas o están alegres en fiestas y eventos sociales. 

- Comer fuera de casa o celebrar un suceso especial no justifica que abandone por completo sus buenos hábitos de nutrición. En estos casos elija alimentos con menos calorías o considere la posibilidad de llevar su propia comida (no tiene que ser algo muy complicado; inténtelo realmente). Si va a una fiesta, tome un leve refrigerio a base de ensaladas, algo de fruta o de cereales bajos en grasa para controlar mejor su apetito; puede probar de todo un poco, para así mantener su diabetes bajo un control aceptable. Cuando empiece a equilibrar lo que come con sus actividades notará un cambio en el peso; si come menos calorías de las que su cuerpo necesita para efectuarlas, lo perderá, y si come más, lo aumentará.

La clave del éxito a largo plazo 

Actividad física. 

Ésta y el consumo moderado de alimentos son sus cartas más fuertes. 

Apoyo de familiares y amigos. 

Es bueno tener personas que lo auxilien, que disfruten de los mismos alimentos y que hagan ejercicio con usted. Búsquelas como acompañantes. 

Motivación. 

Debe adelgazar por convicción propia; recuerde mantener un peso adecuado, además de estético (se verá bien), pues esto es lo mejor para controlar su diabetes y su salud en general. 

Pensamiento positivo. 

Medite en su salud, en su propia estima y en su mejor nivel de energía. ¡Esto es más importante que el peso en sí! 

Grupos de intercambio de alimentos 

Se sabe que todos los alimentos aportan, en mayor o menor cantidad, uno o varios nutrimentos, y que el contenido de éstos en los comestibles es más o menos constante. Para llevar a cabo un consumo adecuado de ellos, las personas diabéticas (e incluso las no diabéticas) pueden manejar una lista de equivalentes.

- Clasifica los alimentos en diferentes grupos de acuerdo con los nutrimentos que proporcionan y que se enlistan en porciones o raciones que son similares en calorías y en el contenido de grasas, proteínas y carboohidratos. 

Una nutrición basada en equivalentes permite escoger los manjares de preferencia de acuerdo con los gustos, las costumbres y los hábitos alimentarios. Al mismo tiempo le da al cuerpo la misma cantidad de nutrimentos y de calorías que necesita para realizar todas las actividades, logrando un adecuado control de la diabetes. Un plan de alimentación por equivalentes funciona, porque cualquier comestible ingerido en la cantidad adecuada puede intercambiarse por otro del mismo grupo, en la proporción que corresponda al nuevo alimento. No se recomienda cambiar un alimento de un grupo por alguno de otro, porque contienen cierta cantidad de nutrimentos y calorías diferentes. Se utilizarán los términos ración o equivalente como sinónimos de porción de alimento que se debe consumir para obtener las calorías y los macronutrimentos que representan a cada grupo de éste. 

Los grupos para el intercambio de alimentos son los siguientes: 

- Leche. Carnes y sustitutos. 
- Panes y otros almidones (cereales, tubérculos y legumbres). 
-Frutas. Verduras. Grasas. 

- Leche. La leche líquida, evaporada o en polvo, el yogur y el jocoque son alimentos que proporcionan principalmente proteínas. En la edad adulta hay que moderar su consumo, pues también contienen grasa. Se recomiendan los descremados, que aportan de 90 a 140 kcal por ración, dependiendo de su contenido de grasas. 

- Carnes y sustitutos. La carne de aves (sin la piel), res y cerdo, los embutidos, los pescados, los mariscos, el huevo, los quesos, etc. proporcionan al cuerpo principalmente proteína. También aportan grasa, por lo que se debe cuidar su consumo y preferir los que la incluyen en menor cantidad. Un equivalente aporta entre 55 y 100 kcal, dependiendo del contenido de grasas. 

- Panes y otros almidones. (cereales, tubérculos y legumbres) Los alimentos de este grupo incluyen tortilla, bolillo, pan de caja, arroz, avena, cereales sin azúcar, pastas, papa y frijoles, entre muchos otros. Brindan sobre todo energía, por su alto contenido de hidratos de carbono complejos. Proporcionan 80 kcal por ración. 

- Frutas Existe una gran variedad de ellas, como guayaba, manzana, pera, durazno, melón, papaya, naranja y plátano, entre otras; aportan vitaminas y minerales; también contienen fibra, pero son fuente importante de azúcares simples, por lo que su consumo debe ser moderado. Cada porción contiene 60 kcal. 

- Verduras. Las verduras se dividen en dos grupos. En el grupo 1 se encuentran aquéllas cuya cantidad por ingerir es necesario medir, pues contienen una pequeña porción de azúcar, como son zanahoria, betabel y pimiento morrón, entre otras. Aportan entre 25 y 30 kcal por porción (1/2 taza si están cocidas o 1 taza si se consumen crudas). Del grupo 2 se pueden consumir los víveres en las cantidades deseadas, pues contienen muy pocas calorías. En este grupo se encuentran el nopal, el pepino, la lechuga, la coliflor, las calabacitas y los hongos, entre otros. El consumo de verduras aumenta la cantidad de fibra en nuestra alimentación, con lo cual se incrementa su volumen sin aportar demasiadas calorías. 

- Grasas. Algunos comestibles de este grupo son el aguacate y el aceite de oliva (grasas monoinsaturadas); el aceite de girasol, de cártamo y de maíz, y los cacahuates (grasas poliinsaturadas); así como la mantequilla, la crema, la mayonesa y el tocino (grasas saturadas). Las grasas son necesarias para el cuerpo, pero es muy importante moderar su consumo y disminuir la ingestión total de las saturadas y de colesterol. Las grasas contienen 45 kcal por equivalente. 

- Alimentos “accesorios” (azúcar). El azúcar, la miel, el piloncillo, la mermelada, los caramelos, los refrescos y el pan de dulce son alimentos que sólo pueden ser consumidos en cantidades pequeñas, pues incrementan rápidamente los valores de glucosa en la sangre. Por eso sólo se recomiendan como medida de emergencia durante una disminución de la glucosa. Por ejemplo, una cucharada de azúcar o miel, un dulce o medio vaso con jugo de naranja contienen 15 g de hidratos de carbono simples. Evite dulces, pasteles, panes preparados con yema de huevo y chocolates, pues son ricos en azúcares, grasas y calorías.  

- Existe un último grupo de alimentos que se pueden consumir en las cantidades que se desee, a menos que por alguna razón se indique lo contrario. Algunos de estos alimentos son el café, las especias, el limón, el agua mineral, el agua, los caldos desgrasados, los chiles y las salsas picantes. 

El plato del buen comer 

Este plato es una ilustración gráfica que se diseño para poder fomentar y enseñar buenos hábitos de alimentación en la población general. Sirve para que las personas puedan tener una base para planear sus menús y hacer las elecciones más acertadas. En términos generales, se insiste en consumir un mayor número de alimentos de origen vegetal, limitar el consumo de productos de origen animal que tienen un alto contenido de grasas saturadas, promover una dieta baja en grasas de origen animal y alta en fibra, vitaminas y minerales, y la importancia de una alimentación variada que incluya todos los grupos de alimentos. 

La alimentación saludable está representada por un plato dividido en los tres grandes grupos: 

- I. Verduras y frutas. 
- II. Cereales. 
- III. Legumbres y alimentos de origen animal.

A continuación le ofrecemos algunas sugerencias para modificar su plan de alimentación. 

Cómo disminuir el consumo de grasas y colesterol 

En lugar de freír, cocine los alimentos horneados, asados, hervidos o al vapor. Si es inevitable que los prepare con aceite, use una sartén de Teflón o aceite en aerosol Pam para evitar refreírlos. Retire toda la grasa visible de la carne antes de cocinarla. Modere el consumo de carnes rojas, incluyendo carnes frías, salchichas y chorizos. Quite las escamas y la piel del pescado, el pollo y el pavo antes de cocinarlos. Elija pescado al menos dos veces por semana. 

Prepare sopas de verduras con caldos desgrasados. Coma los frijoles de olla en lugar de refritos; del caldo sírvase lo que desee. 

Modere el consumo de huevo a sólo uno diario o sustitúyalo por dos claras. 

Prefiera leche y otros productos lácteos bajos en grasa. En lugar de mantequilla utilice margarina suave de aceites vegetales poliinsaturados (maíz, cártamo, etc.); compre la margarina que se vende en recipiente en lugar de la que viene en barra. En vez de manteca animal y vegetal sólida, o grasa de tocino, utilice aceite monoinsaturado (oliva) o poliinsaturado (girasol, cártamo, maíz y soya), o margarina para cocinar. 

Los antojitos mexicanos (tortas, tacos, chilaquiles, tlacoyos, picadas, gorditas, quesadillas, etc.) constituyen una manera muy nuestra y recomendable de combinar varios alimentos. Por ejemplo, un taco al pastor equivale a una ración de pan, una de carne y otra de grasa. Prepárelos en casa, pero acostúmbrese a comerlos sin freír. Si emplea carne o queso, elija la de pollo sin la piel, bistec de res, queso panela, requesón o queso Oaxaca, y acompáñelos siempre con verduras (nopalitos, cebollitas asadas, salsas mexicanas, etc.). 

Los tamales son ricos en grasa (tres equivalentes, aproximadamente); modere su consumo. Coma las verduras frescas o crudas acompañadas con yogur bajo en grasa, o con limón y sal. Evite el aceite como aderezo, pues éste aumenta el consumo total de grasas. 

Si le gustan las pizzas, prefiera las de verduras. Evite las preparadas con carnes o embutidos muy grasosos. Tome fruta fresca como postre, o bien gelatina sin azúcar con fruta picada. 

Prepare un delicioso arroz con leche descremada, canela y vainilla; retírelo del fuego, déjelo enfriar y endulce con algún sustituto de azúcar. Puede tomar agua de limón o de jamaica endulzados con edulcorantes no nutritivos, refrescos de dieta o agua mineral. 

En vez de tomar chocolate, disfrute una bebida con cocoa sin azúcar, o sustituto de ésta, y leche descremada. 

Si come en un restaurante, pida que le sirvan los aderezos por separado (puede mojar el tenedor en el condimento antes de cada bocado, para sentir el sabor); así disminuirá el consumo de un alimento rico en grasa

Cómo aumentar el aporte de fibra 

Cuando elija alimentos del grupo de los panes y almidones prefiera los que contienen más fibra, en lugar de los de harina refinada. 

Los frijoles, las tortillas y los productos integrales son más recomendables que los alimentos refinados. 

Una fruta entera es mejor que un jugo de frutas. 

Tortilla o pan integral son mejor que el pan blanco; las verduras crudas son mejor que las cocidas, y en trozos, mejor que en puré. Puede consumir legumbres (frijol, lenteja, garbanzo, habas y soya) como plato fuerte. Dentro del grupo de las frutas algunas son más ricas en fibra. 

- Consuma las cáscaras y semillas comestibles de las frutas y verduras; por ejemplo, manzana con cáscara y papa horneada sin pelar. Coma todos los equivalentes de verduras y recuerde que del grupo libre puede consumir lo que desee. 

Beba suficientes líquidos (de seis a ocho vasos diarios) sin azúcar para ayudar al cuerpo a utilizar la fibra. 

Sustituciones posibles 
entre distintos grupos de alimentos

Puede cambiar un equivalente de fruta por uno de cereales; esto sólo debe hacerse una vez al día, porque se eliminarían las vitaminas A y C de la fruta, que son necesarias. Sin embargo, no sustituya éstas por cereales y otros almidones, pues aumentarían los azúcares simples de la dieta. 

También se puede sustituir un equivalente de leche descremada por uno de cereales más uno de carne baja en grasas. Esto se puede hacer sólo ocasionalmente, porque se eliminaría el calcio de la leche, el cual deben tomar en mayor cantidad diaria los adolescentes y las mujeres embarazadas. 

Es posible también intercambiar un equivalente de leche entera por uno de cereales, uno más de carne y otro de grasas; esto se puede hacer ocasionalmente, debido a las razones anteriores. 

Modifique sus recetas favoritas 

Algunas recetas pueden tener un alto contenido de grasas saturadas, colesterol, azúcar y otros ingredientes que se deben evitar. En algunos casos es posible modificarlas sin que pierdan su sabor. A continuación se presentan algunos ejemplos: 

- Azúcar 

Para comprobar si funciona su restricción, sin afectar el platillo, comience por reducir un tercio la cantidad indicada en la receta y si el resultado es bueno, la siguiente vez redúzcala a la mitad. Si su control es aceptable, el nutriólogo puede ayudarlo a determinar pequeñas raciones de azúcar dentro de su plan de alimentación, pues hay ciertos requisitos que debe cumplir para que se le permita hacer esto. Puede emplear edulcorantes bajos en calorías; si la preparación requiere altas temperaturas. 

- Huevos 

Cambiar cada huevo señalado en la receta por dos claras y una cucharadita de aceite poliinsaturado o 1/4 de taza de sustituto de huevo. 

- Crema 

Sustituir una taza de crema con una taza de leche evaporada descremada, parcialmente congelada. 

- Manteca natural o vegetal 

En lugar de una taza de manteca natural o vegetal, utilice 3/4 de taza de aceite vegetal. 

- Mantequilla 

En vez de una taza de mantequilla emplee una de margarina. 

- Chocolate para repostería 

Sustituir una onza de chocolate (30 g) para repostería por tres cucharadas de cocoa en polvo y una de aceite poliinsaturado. 

- Leche entera 

Cambiar la taza de leche entera por una de leche descremada. 

- Sal 

Reducir o eliminar la sal indicada en las recetas, excepto en la de la masa para pan, la cual no tiene sabor sin ese condimento. 


ENERGÍA CONCENTRADA: LAS GRASAS


En alimentación, la palabra grasas tiene dos significados distintos. 

Por un lado, designa un tipo de alimentos: el de los alimentos grasos, que forman un grupo tan concreto como pueda ser el de las carnes, el de las frutas o el de los pescados. En este sentido, nuestras dietas incluyen varias ciases de grasas: desde las sólidas, corno la manteca de cerdo y la mantequilla, hasta los aceites, como el de oliva, el de soja y el de maíz. 

Por otro lado, la palabra grasas designa un componente de los alimentos: las grasas propiamente dichas, que forman parte de los alimentos del mismo modo que las proteínas, los hidratos de carbono o el agua. En este sentido, ingerimos las grasas que forman parte de muchos alimentos, tales como la leche, los frutos secos, los huevos o los aguacates. Por tanto, alimentos como la mantequilla y el aceite son grasas (en el sentido de que pertenecen a este tipo de alimentos) y además contienen muchas grasas (en el sentido de que contienen una gran cantidad de este componente de los alimentos).

Glicerol + ácidos grasos = grasa

La mayoría de las grasas tienen una estructura química similar: se componen de glicerol combinado con ácidos grasos. Las diferencias entre las diversas grasas se deben a los distintos ácidos grasos que están combinados con la parte de glicerol de la molécula. La mayoría de las grasas y aceites son triglicéridos, llamados así porque en ellos hay tres ácidos grasos combinados con cada glicerol. 

Un porcentaje muy pequeño de las grasas lo constituyen compuestos grasos químicamente diferentes de los triglicéridos, tales como los esteroles de los aceites vegetales y el colesterol de las grasas animales; y otro pequeño porcentaje de las grasas contienen fósforo.

Los aceites minerales, que se emplean a veces en el procesado de alimentos, son completamente distintos. No tienen valor nutritivo: no son alimentos.

EL glicerol y los ácidos grasos

El glicerol, al que también se llama glicerina, es un líquido incoloro y dulce. Se emplea a menudo en horneria, sobre todo en la industrial, para fabricar bizcochos de pasta húmeda y apelmazada. 

La molécula de glicerol consta de tres átomos de carbono, cada uno de los cuales está unido a un grupo hidroxilo (01-1). Para formar los triglicéridos, cada uno de los tres grupos hidroxilo del glicerol se combina con un ácido graso. 

Existen unos 20 ácidos grasos diferentes, que se encuentran habitualmente en las grasas. Los tres ácidos grasos que, unidos al glicerol, forman los triglicéridos pueden ser cualesquiera de esos 20. Puede ocurrir que esos tres ácidos grasos sean distintos, que uno esté repetido y el tercero sea distinto, o que sólo haya uno, repetido tres veces. Todo esto significa que existe una gran variedad de triglicéridos posibles. A su vez, una grasa determinada puede ser una mezcla de diferentes triglicéridos, con lo cual existe un número grande de grasas en nuestros alimentos.

Dos grupos de ácidos grasos

También los propios ácidos grasos pueden diferir en el número de átomos de carbono que contienen en sus moléculas. Este número puede ser desde 2 hasta 24. La mayoría de los ácidos grasos que se hallan en los alimentos contienen entre 12 y 20 átomos de carbono. Los ácidos grasos presentes en nuestros alimentos se pueden clasificar en dos grupos:

a) En el primer grupo, todos los átomos de carbono que componen la molécula del ácido graso tienen completa su dotación de átomos de hidrógeno enlazados, es decir, todos los átomos de carbono están saturados de hidrógeno (la cadena del ácido graso consiste en unidades de CH2—CHA—). 

A estos ácidos grasos se les denomina ácidos grasos saturados. Si la mayor parte de los ácidos grasos de una determinada grasa son saturados, y más aún si tienen cadenas de átomos de carbono bastante largas, las grasas serán sólidas a la temperatura ambiente de unos 20 °C. Grasas de este tipo son la manteca de cerdo, el sebo y la grasa de coco. 

b) En el segundo tipo de ácido existe una relativa escasez de átomos de hidrógeno, de manera que no todos los átomos de carbono están saturados (en la cadena existe un elemento —CH =CH— o más de uno). A éstos se les denomina ácidos grasos insaturados. 

Cuantos más ácidos grasos insaturados contenga una grasa. más líquida será ésta a la temperatura ambiente. Éste es el caso del aceite de oliva y del aceite de cacahuete


¿DE QUÉ SE COMPONEN LOS ALIMENTOS? LOS ALIMENTOS BÁSICOS


A lo largo y ancho del mundo, los seres humanos viven a base de alimentos de tipos muy distintos: desde arroz y pescado hasta maíz y judías o trigo y carne. Tal vez coman esos alimentos porque son los que mejor se dan en las zonas donde viven o, como ocurre tras emigrar a otros lugares, porque son los que han comido tradicionalmente. Y quizá se alimenten así porque los alimentos que escogen son los más baratos, o porque son los que más se anuncian o, incluso, porque son los que los expertos en nutrición recomiendan como los más apropiados.

Muchos alimentos, pero pocos componentes

Por muy diferentes que parezcan los alimentos, éstos se asemejan en una cosa: en que nos proporcionan los mismos seis grupos de nutrientes. 

Los nutrientes que los alimentos nos proporcionan son: proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas, agua y elementos minerales. A veces, un alimento se ha extraído de su fuente natural (que puede ser un animal o una planta) y se ha purificado hasta tal punto que está constituido por un solo tipo de nutriente. Asi, por ejemplo, los aceites de cocina —que se extraen de las aceitunas, del maíz, de la soja, de algunos frutos secos y de otras fuentes— están formados enteramente por grasas. Así mismo, las mantecas son grasas purificadas de origen animal. Y el azúcar, extraído tanto de la caña de azúcar corno de la remolacha azucarera, sólo tiene hidratos de carbono. Otros alimentos proporcionan una gama de nutrientes considerablemente más amplia, y algunos pueden contener representantes de los seis grupos antes mencionados.

¿El alimento perfecto? ¡No existe! sin embargo, aparte de la leche materna, ningún alimento proporciona por sí solo los nutrientes n la proporción adecuada para mantener una buena salud. En otras palabras, existen muchos alimentos buenos, pero no hay un alimento perfecto. 

Para que nuestro crecimiento sea adecuado y nuestra salud sea buena, necesitarnos ingerir todos los nutrientes, lo cual exige una mezcla de diferentes alimentos. Cuanto más variada sea nuestra dieta, más probable es que ésta contenga todos los nutrientes. 

Existen trece vitaminas, y no hay ningún alimento que las contenga todas. De forma similar, los elementos minerales esenciales suman una veintena y tampoco existe ningún alimento que los contenga todos. 

Los alimentos que contienen varios nutrientes en grandes cantidades se pueden considerar alimentos ricos. En cambio, los que contienen sólo pequeñas cantidades, o sólo unos pocos nutrientes, son pobres desde el punto de vista de la nutrición.

Alimentos básicos

Aunque comemos muchas clases diferentes de alimentos, siempre hay unos o, a veces, dos que constituyen la mayor proporción de la dieta. En muchos países, la mitad o las tres cuartas partes de la dieta total provienen de un cereal: trigo, arroz, maíz o sorgo. Incluso en Europa Occidental y en Norteamérica, donde se dispone de una amplia gama de alimentos, los productos derivados del trigo (pan, pastas, galletas, etc.) proporcionan de un cuarto a un tercio del total de las proteínas y de la energía en la dieta media. 

En muchos paises pobres, el alimento básico puede representar hasta las tres cuartas partes de la dieta total. Si este alimento básico tiene gran valor nutritivo, como lo tiene el trigo, entonces es probable que la dieta media sea nutricionalmente adecuada, siempre que las personas puedan comer las cantidades suficientes. Sin embargo, si el alimento básico es de poco valor nutritivo —como en el caso de la mandioca y de los plátanos—, es probable que la dieta general sea deficiente; en este caso es necesario añadir otros alimentos nutritívos. 

Una dieta variada es más aconsejable que una dieta formada por sólo unos pocos alimentos. En efecto, una dieta variada tiene mayores probabilidades de suministrar todas las vitaminas, los minerales, las proteínas y la energía que precisamos.



OPCIONES QUE PROMUEVEN LA SALUD POR MEDIO DE LA ALIMENTACIÓN


Estamos rodeados de una gran variedad de alimentos para comer y actividades a seguir. Todos los días tomamos decisiones entre aquellos alimentos y actividades basadas en nuestra cultura antecedentes, conocimientos, experiencias y objetivos. 

Cada elección puede tener un impacto en nuestra salud general y calidad de vida. Las elecciones de alimentos de nuestros antepasados ​​estaban limitadas por lo que podían recolectar, pescar, cultivar y cosechar.

Las actividades físicas estaban determinadas por el trabajo que había que hacer. Hoy, los avances en agricultura, transporte, alimentación conservación y almacenamiento, y es normal traer casi todos los tipos de alimentos de todos los países del mundo para nuestros supermercados locales durante todo el año. 

Con una gama tan ilimitada de alimentos, elegir los que promueven la salud es más fácil que nunca, pero hacer estos opciones requiere conocimiento y motivación. Vamos a  explicar cómo las pautas establecidas por la salud reconocida a nivel nacional y se pueden utilizar las autoridades nutricionales para ayudarte a entender la comida.

Opciones que promuevan la salud:

Elegir los alimentos que contienen los nutrientes necesarios, y seleccionar los tamaños de porción apropiados.

LAS INGESTAS DIETÉTICAS DE REFERENCIA (DRIS)

Todos necesitamos los mismos nutrientes, pero las cantidades que necesitamos dependen de nuestra edad, sexo y algunos otros factores. Por ejemplo, las mujeres que están embarazadas o amamantando necesitan más de la mayoría de los nutrientes. 

La Junta de Alimentación y Nutrición del Instituto de Medicina, La Academia Nacional de Ciencias, un grupo de científicos nutricionales de los Estados Unidos y Canadá, ha establecido las Ingestas Dietéticas de Referencia (DRI), un conjunto de recomendaciones para la ingesta de nutrientes.

Los DRI son específicos para la edad y el sexo. A excepción de las grasas y carbohidratos (cuyos requerimientos dependen únicamente de nuestras necesidades calóricas), se establece un DRI separado para cada uno de los nutrientes conocidos para cada uno de los 10 grupos de edad diferentes. Desde la edad de 9 años, hombres y mujeres tienen DRI separados, y se establecen DRI adicionales para las mujeres que está embarazada o amamantando.

¿Cómo se originaron las recomendaciones de nutrientes? Preocupada con la necesidad de proporcionar una adecuada nutrición para los soldados recién de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los cuales estaban desnutridos, el Departamento de Defensa encargó el primer conjunto de recomendaciones de nutrientes (llamadas Ingestas Dietéticas Recomendadas) en 1941. 

Desde entonces, las recomendaciones de nutrientes han sido objeto de revisiones periódicas en función de los avances efectuados para la comprensión de la nutrición.

Hoy en día, la investigación en nutrición aborda no solo la prevención de enfermedades por deficiencias nutricionales, sino también el papel de los nutrientes para reducir el riesgo a largo plazo de enfermedades como enfermedades del corazón y cáncer. 

Teniendo en cuenta la expansión resultante del conocimiento científico sobre los roles de nutrientes en la salud establecido desde las primeras recomendaciones, la última revisión se inició en 1997. 

Las Ingestas Dietéticas de Referencia (DRI, por sus siglas en inglés) incluyen las Asignación Dietética, el Requerimiento Promedio Estimado, la Ingesta adecuada y el límite superior.

La Ingesta Diaria Recomendada (RDA) es la cantidad de cada nutriente suficiente para prevenir carencias nutricionales en prácticamente todas las personas sanas. 

El Requerimiento Promedio Estimado (EAR, por sus siglas en inglés) es la cantidad de un nutriente que se estima que satisface el requerimiento de la mitad la población de un grupo específico de edad y sexo. Para algunos nutrientes, se sabe muy poco acerca de ellos para establecer una RDA. Para estos se determina una Ingesta Adecuada (IA).

Esta es la ingesta que debe ser adecuada para cumplir con las necesidades de la mayoría de las personas. Se ha establecido un límite superior seguro (UL), establecido para algunos nutrientes. El establecimiento de este valor refleja nuestro creciente reconocimiento de que algunos nutrientes pueden ayudar a promover la salud y prevenir enfermedades en cantidades que exceden la RDA. El UL es la ingesta diaria máxima de un nutriente que es probable que esté libre del riesgo de efectos adversos para la salud, efectos en casi todos los individuos del grupo designado.

¿Cómo se utilizan los DRI? Son la base de todos los planes nutricionales utilizados por los establecimientos y proveedores de atención médica, servicios de alimentos, fabricantes de alimentos y otros que planifican dietas. 

La Pirámide Guía de Alimentos, es la guía alimentaria basada en la investigación desarrollada por el gobierno se basa en los DRI. Además, los valores diarios y la información en las etiquetas de los alimentos que le ayuda a determinar cómo un alimento contribuye a su ingesta total de nutrientes, están basado en los DRI.


SAL EN LA DIETA E HIPERTENSIÓN

 
La sal tiene muchas funciones. La interrelación entre la sal común y el agua es esencial para la vida. El mantenimiento de un equilibrio adecuado de sal es vital para el cuerpo humano.

Aunque el empleo de sal con fines de conservación ha disminuido con el desarrollo de la refrigeración, todavía se usa de numerosas maneras: procesado de alimentos de diversos tipos, curado de carnes, preparación de hortalizas en salmuera, para preparar la mezcla congelante de los mantecados helados y, naturalmente, para sazonar comidas.
 
En la conservación de alimentos, la sal cumple dos funciones: deseca los alimentos por ósmosis, entorpeciendo así el crecimiento de las bacterias más activas en los alimentos húmedos que en los secos; y, además, la salmuera que se forma por la combinación de la sal y del agua extraída de los alimentos impide o retrasa el desarrollo de microorganismos superficiales.


La capacidad que tiene la sal para resaltar el sabor de otros alimentos es su mayor ventaja culinaria. Sus efectos sobre los alimentos cocinados son numerosos. Cuando se añade al agua de cocción de las hortalizas, éstas tienden a estar más consistentes, ya que la sal extrae agua de ellas. También extrae agua de las carnes y de los pescados en los procesos de cocinado y tiende a impedir que los cereales absorban agua. Endurece los huevos y se debe emplear con mucha moderación en la elaboración del pan, pues inhibe el desarrollo de las levaduras.

El momento adecuado de añadir sal

 
La sal se debería emplear con mucha moderación, si es que se usa, al principio de cualquier preparación o guiso en que se produzca una gran evaporación de líquidos; por ejemplo, en salsas, caldos y sopas. Añadiendo pequeñas cantidades de sal al empezar a preparar sopas o estofados se ayuda su clarificación.


Es conveniente no salar las carnes hasta que se hayan rehogado o asado algo, para ayudarlas a retener los jugos y sabores. Puesto que es casi imposible quitar la sal de los alimentos cocinados, se debe calcular cuidadosamente la cantidad. La capacidad de la sal para realzar los sabores resulta más eficaz si se añade durante el cocinado, y no después. Lo mejor es añadir una cantidad juiciosa hacia el final del proceso de cocinado y corregir el sazonado antes de servir.
 
La sal está presente de forma natural en los alimentos en cantidades variables. Esta concentración es superior en los productos animales que en los vegetales. Los alimentos conservados en salmuera, los encurtidos, los enlatados y los condimentos elaborados industrialmente, contienen más sal añadida.

La sal en la dieta

Aunque la sal es esencial para las funciones normales del cuerpo, siempre se ha discutido cuál es la cantidad ideal de sal en la dieta. Gran parte de esta discusión se centra en las cuestiones del sodio dietético y la hipertensión (presión sanguínea elevada).


Puesto que el sodio desempeña un papel primordial en el control de los fluidos corporales, es razonable suponer que puede influir en la presión sanguínea. Se ha demostrado que una severa restricción del sodio en la dieta de las personas que padecen hipertensión primaria o «esencial» hace disminuir la presión sanguínea y que ésta vuelve a ser elevada cuando otra vez se añade sodio a la dieta. Sin embargo, personas con presión sanguínea normal a las que se suministró elevados niveles de sodio no mostraron ningún cambio en la presión sanguínea.

Se ha despertado un interés parecido por saber si una ingestión elevada de sodio durante la infancia puede predisponer al individuo a la hipertensión en la vida adulta. Aquí tampoco existe ninguna prueba concluyente que sugiera que esto es cierto.

Parece que ciertos grupos de individuos están predispuestos a la hipertensión por factores genéticos y ambientales, Un historial familiar de hipertensión arterial es un indicador válido para predecir si la hipertensión aparecerá o no, y puede ser útil para decidir si se debe restringir el sodio y cuál ha de ser el grado de esa restricción.

 
También parece que existe una relación entre obesidad, hipertensión e ingestión de sodio. Una dieta pobre en sodio, junto con reducción de peso y medicación, parecen reducir la presión sanguínea; pero pruebas recientes sugieren que simplemente la reducción de peso puede hacer que la presión sanguínea vuelva a la normalidad en muchas personas con hipertensión. En cualquier caso, se deberían llevar a cabo cambios dietéticos basados en el consejo de un médico.


Necesidades de sal individuales

Las necesidades y tolerancias de sal son específicas para cada individuo. Los riesgos potenciales de la ingestión de sal por encima de las necesidades son, pues, específicos para cada persona y se basan en varios factores interrelacionados. Es recomendable que aquellos cuya constitución genética sugiera una vulnerabilidad personal pidan consejo al médico. Los demás pueden seguir estas recomendaciones:

1- Reducir la toma de alimentos salados.
 
2- Limitar el empleo de sal al cocinar.
 
3- No añadir sal a los alimentos servidos en la mesa hasta haberlos probado, y añadir sal sólo cuando sea necesario.
 
 
Fuente: OMS
 
 
 

¿QUE ALIMENTOS AUMENTAN EL AZUCAR EN LA SANGRE? (DIABETES)


¿Cuál de las sustancias nutritivas aumenta la glucemia (azúcar en la sangre)? 

Los alimentos contienen tres sustancias nutritivas que aportan energía: proteínas, hidratos de carbono y grasas. Las cantidades de los tres varían de acuerdo con cada alimento. Por lo pronto, usted debe saber que la glucemia no aumenta por el consumo de proteínas ni de grasas. 

Únicamente los hidratos de carbono aumentan la glucemia, pero esto no significa que si usted es diabético deba excluirlos de su alimentación, al contrario, ¡puede consumir una gran variedad de alimentos que contengan hidratos de carbono!, sólo requiere que incluyan un gran contenido de hidratos de carbono complejos (almidones, incluida la fibra) y repartir regularmente su ingestión a lo largo del día. 

Comer mucha grasa en lugar de azúcares complejos sería contraproducente, ya que se aceleraría el desarrollo de problemas cardiovasculares y de ganancia de peso. 

Principios en el manejo de la alimentación 

Una alimentación adecuada o idónea es la que le proporciona al organismo las cantidades de nutrimentos que requiere para su buen funcionamiento sin deficiencias, pero sin excesos. Use su sentido común, una alimentación sana y bien balanceada es muy similar en una persona con o sin diabetes. 

A continuación le ofrecemos algunos consejos para hacer posible el inicio y el seguimiento de una alimentación adecuada. Es muy importante considerar que “seguir el plan de alimentación” no debe efectuarse sólo durante un periodo, sino convertirse en un propósito de por vida: Ello significa comer bien. 

Puede comenzar por anotar lo que come durante un día del fin de semana y dos días entre semana, incluyendo los horarios de las comidas. Probablemente pensará: “Bueno, mmm, creo que estoy comiendo demasiado”. 

Si está usted excedido de peso no se desespere:

- No quiera bajar de peso rápidamente; recuerde que se trata de aprender a comer bien. Se recomienda bajar de 500 g a 1 kg por semana. 

- Debe usted pesarse una vez cada siete o 15 días, como método de vigilancia. 

- Evite los alimentos ricos en azúcares simples (azúcar, miel, piloncillo, caramelos, pan de dulce, jugos de frutas y refrescos), colesterol (yema de huevo, vísceras, —sesos e hígado—), grasa, especialmente la de tipo saturada (tocino, paté, chorizo, queso de puerco, crema y manteca de cerdo) y sodio (sal). 

- Aumente el consumo de alimentos ricos en fibra; le ayudarán a satisfacer el apetito y le darán placer al masticarlos. La fibra retarda la absorción de los carbohidratos simples, por lo que favorece que no se eleve tanto el azúcar en la sangre después de comer. 

- Evite el consumo excesivo de proteínas (carnes y leche), pues ellas le dan un trabajo extra al riñón —órgano que en particular un paciente con diabetes no debe descuidar—; además, la mayoría de los alimentos ricos en proteínas también lo son en grasas saturadas. 

- Es importante diversificarlos y combinar varios de todos los grupos en las tres comidas, ya que cada uno de ellos es rico en algún tipo de nutrimento. 

- No deje pasar más de cinco o seis horas entre una comida y otra, ya que aumenta el apetito y entonces se come más. 

- En ocasiones se pueden recomendar colaciones para prevenir las hipoglucemias. 

- Incremente la actividad física; esto ayuda a mantener más estable la glucosa en sangre. 

- Debe detectar actitudes o situaciones que lo hacen excederse en los alimentos y encontrar sustitutos recreativos. Por ejemplo, si disfruta ver la televisión, hágalo sin consumir alimentos durante esta actividad. 

- No se deje llevar por falsas creencias sobre la nutrición de otras personas con diabetes. Consulte datos en fuentes realmente confiables y manténgase informado sobre las novedades relacionadas con la diabetes. 

Colaciones (refrigerios) 

Si usted toma tabletas hipoglucemiantes para controlar la diabetes, es probable que esté acostumbrado a hacer tres comidas al día y pueda continuar así. No deje pasar más de cinco o seis horas entre una y otra. 

Si usted se controla con insulina, algunos esquemas pueden requerir —su médico así se lo indicará— el consumo de alimentos entre las comidas principales, es decir, tome un refrigerio. Estos alimentos también se llaman colaciones y tienen el objetivo de evitar que se presenten bajas de azúcar y que alguna de las comidas sea muy abundante, lo cual favorecería elevaciones importantes de glucemia después de comer. 

Con las colaciones se consume la misma cantidad de alimentos durante el día, simplemente se dividen las comidas en más tiempos. 

Lea las etiquetas de los alimentos procesados 

Los ingredientes de los alimentos se enlistan en orden de acuerdo con la cantidad presente y comenzando con la mayor.  Muchos comestibles etiquetados como “dietéticos” o “bajos en calorías” pueden tener glucosa en diferentes formas; por ejemplo, la sacarosa (conocida como azúcar de mesa), la fructosa, la dextrosa, el jarabe de maíz, el manitol y el sorbitol. 

Los productos “endulzados en forma natural, sin azúcar”, como concentrados de jugos de fruta, tienen este tipo de azúcares y pueden confundirlo, elevando la glucosa que hay en la sangre, aunque no tanto como la sacarosa. 

Los azúcares como la fructosa contienen la misma cantidad de calorías que la glucosa, pero se absorben más lentamente en el tubo digestivo. Puede buscar el apoyo de un nutriólogo para planear su dieta. 

Es mejor comprar productos hechos con grasas poliinsaturadas; se deben evitar alimentos cuyos ingredientes incluyan grasa de res, manteca o mantequilla. Asimismo, es necesario elegir productos cuyos ingredientes grasos sean aceites líquidos de maíz, oliva, cártamo, girasol y soya. Los que se anuncian como “aceites parcialmente hidrogenados” pueden no ser saturados, pero deben evitarse, porque su procesamiento los convierte en éstos. Elija usted alimentos bajos en calorías (menos de 20 cal por porción), grasas saturadas y colesterol. 

Un alimento se considera adecuado si cada porción contiene 20 mg o menos de colesterol, 2 g o menos de grasa saturada y 5 g o menos de grasa total. Comprender bien la información que se presenta en las etiquetas de ciertos productos ayudará a determinar si alguno contiene azúcar en exceso o grasas saturadas y si es adecuado dentro del plan de alimentación. 

Edulcorantes no nutritivos 

Hoy en día se tiene la ventaja de utilizar sustitutos para endulzar los alimentos, como la sacarina, el acesulfame-K, el aspartame, la sucralosa y los alimentos que los contienen, como gelatinas de dieta y refrescos sin azúcar. Éstos prácticamente no contienen calorías y pueden utilizarse en pequeñas cantidades. 

El aspartame es el principal edulcorante utilizado en productos alimenticios; está elaborado a base de dos sustancias que también forman parte de proteínas: los aminoácidos fenilalanina y el ácido aspártico, los cuales se encuentran en los alimentos en forma natural. El aspartame es aproximadamente 180 veces más dulce que el azúcar de mesa, por lo que sólo se requiere en muy pequeñas cantidades. No eleva la glucosa en la sangre. Un inconveniente es que no puede utilizarse para preparar alimentos horneados a altas temperaturas, pues pierde su capacidad para endulzar. Su presentación comercial es en polvo, tabletas o forma granulada. 

La sucralosa, por su parte, es el más nuevo de los edulcorantes y es aproximadamente 600 veces más dulce que el azúcar de mesa; no eleva la glucosa en sangre, se puede emplear a altas temperaturas y no pierde su dulzor. Este producto está disponible en forma de polvo o de gránulos, y con él puede elaborar alimentos horneados o cocinados a altas temperaturas. 

Los nombres comerciales de los edulcorantes son diferentes en cada país; sin embargo, no se necesita emplear determinada marca; elija el que más le agrade, pero ¡no sin antes haberse fijado en los precios! Además, se ha comprobado que estas sustancias no perjudican la salud. 

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