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EDUCANDO A MI PERRO: LAS CLAVES DE LA LIMPIEZA


Nunca debemos perder de vista lo siguiente: un animal limpio es el que hace sus necesidades fuera y no sobre un periódico en casa. La clave de la limpieza está en detectar el momento, en la rapidez y en las recompensas.

Los signos precursores

A continuación, debemos observar la vida de nuestro perro durante el día y detectar los indicios reveladores de las ganas de hacer pipí. El cachorro acostumbra a girar en círculos, a oler por el suelo, y luego se agacha. En ese momento todo depende de nosotros y debemos ser rápidos. Debemos colocarlo enseguida sobre los periódicos y, cuando haya acabado, recompensarle (caricias, golosinas para perros, etc.). Para obtener esta manifestación de alegría, el cachorro se situará por sí mismo sobre los periódicos. Pero, en ese momento, debemos «empujarlo» enseguida a hacerlo fuera.

Fuera

El problema en casa es que es necesario observar continuamente al cachorro para detectar enseguida sus necesidades. La ventaja de obtener una limpieza en el «exterior» es que el perro «coge un ritmo». De esta forma, podremos sacarlo a horas regulares sin tener que observarlo constantemente.

Durante el día

El nuevo obstáculo es el hecho de que el perro tiene que «pedir» para salir o bien esperar la hora del paseo. Ya no puede ir sobre su periódico cuando tiene ganas de hacer sus necesidades. Así pues, durante los primeros días, tendremos que decidir por él y adelantarnos a sus deseos. También es muy importante regularizar sus necesidades. Notaremos que el cachorro elimina después de una buena siesta y después de las comidas. También nos percataremos de que un cachorro duerme a menudo y come a menudo. Así pues, tendremos que sacarlo a menudo.

El ritmo que tenemos que adoptar es el siguiente: sacar al animal después de las comidas, después de los periodos de siesta y después de los momentos de juego. Ya no debemos esperar los signos precursores de las necesidades, puesto que el tiempo de prepararnos, colocar la correa, coger el ascensor... demasiado tarde, y en el ascensor, precisamente. Es preferible alimentar al cachorro a horas fijas y no darle nada entre comidas. Esto facilita la regularidad de sus deposiciones. Una vez fuera, nos limitaremos a una zona precisa para que haga sus necesidades: uno o dos árboles, por ejemplo, en una calle tranquila para no asustarlo (los olores que se impregnarán en el árbol lo estimularán para las siguientes salidas). Cuando haya terminado, y sólo en ese caso, extenderemos la zona de paseo. Debe comprender que primero tiene que hacer sus necesidades y luego pasearse. ¡De lo contrario esto puede durar varias horas! Si hace sus necesidades rápidamente no debemos volver enseguida, porque podría retenerse para prolongar la salida. No hay que tener miedo de hacer el ridículo al recompensado. Es necesario que el perro sienta nuestra «inmensa alegría». 

Más adelante, esperará con ilusión el momento del paseo para hacer sus necesidades y suscitar nuestra alegría. Cuando el ritmo ya se ha establecido, retenerse y hacer sus necesidades fuera se vuelve natural para él. Las caricias ya no son por fuerza necesarias.

Por la noche

Evidentemente, está fuera de lugar sacar al perro durante la noche (a menos que esto se corresponda con nuestro ritmo de vida). Pero podemos, en cambio, sacarlo por la noche lo más tarde posible y lo más temprano posible por la mañana en función de nuestros horarios. Al principio, el perro hará sus necesidades durante la noche sobre los periódicos y luego se retendrá. Si hace sus necesidades en la cocina sobre los periódicos no debemos recompensarle por la mañana (como hacíamos antes). No debemos decirle nada. En cambio, el día en que encontramos la cocina limpia, lo sacaremos en cuanto nos levantemos y le mostraremos nuestra alegría. Para ayudarle a retenerse durante la noche podemos quitarle el agua hacia las siete de la tarde, y con esto evitaremos las necesidades demasiado apremiantes.

La soledad

Intentaremos explicar el interés de este aprendizaje en la vida del perro y del amo.

¿Por qué? 

A menudo es muy delicado enseñar a estar solo a un cachorro, ya que los amos no siempre están convencidos de la utilidad de este aprendizaje. Esta actitud de los dueños suele conducir al fracaso. 

En efecto, hemos explicado que el amo tiene que estar seguro de sí mismo, tiene que creer y estar convencido para que el perro confíe en él y aprenda con rapidez. El perro tiene que saber quedarse solo en casa sin «aullar como un loco». Las personas que nunca han tenido que soportar los aullidos de un cachorro abandonado en un apartamento no pueden comprender la gravedad de la situación. Tenemos que evitarla a toda costa. Y sobre todo, si esta situación se produce, aunque sólo sea una vez, no debemos defender a nuestro animal minimizándola: son raras las personas que acusan a nuestro perro de aullar con mala fe y sin razón. Debemos informar a nuestros vecinos de la adquisición de un cachorro: esto nos evitará recibir quejas desde el primer día. 

No porque peguemos la oreja a la puerta durante tres minutos el primer día al salir y no oigamos nada esto quiere decir que nuestro perro no va a aullar el resto del día. Aunque nadie sufra los ladridos de nuestro perro, este soportará mal la situación si no está acostumbrado a ella. Si no es capaz de estar solo, su ansiedad repercutirá en su conducta y pueden aparecer más adelante comportamientos inadaptados con sus negativas consecuencias (mutilaciones, destrucción, depresión). 

COMPORTAMIENTO CÍVICO

Los transeúntes sienten, en efecto, la misma repugnancia por las deposiciones sobre lo acera que los amos por las deposiciones de su perro sobre su moqueta. Nuestra mascota esta incapacitado para esta tarea, por lo tanto corresponde al dueño recoger los excrementos (las tiendas de animales ofrecen una amplia gama de artículos para esta función) y contribuir de esta manera a mantener limpia la ciudad.

Algunos perros no son siempre limpios de adultos. Si limitamos al mínimo el tiempo durante el cual el perro hace sus necesidades en el interior, y si no estamos demasiado estresados con la idea de equivocamos, los riesgos de fracaso son mínimos. Ahora ya estamos preparados para asegurar la limpieza del cachorro. Un último consejo: si queremos ir deprisa, hagámoslo con paciencia y con tiempo. 

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