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CUANDO LLEGA EL INVIERNO: BENEFICIOS DE LA EQUINÁCEA

EL EJERCICIO ADECUADO PARA PERSONAS DIABÉTICAS


El ejercicio es muy importante para mantener una buena salud y para el control de la diabetes, así que piense en todos los beneficios que ofrece practicarlo. 

El ejercicio mejora el tono muscular y el funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos; disminuye el riesgo de desarrollar diversos problemas asociados a mayor riesgo de infarto (ateroesclerosis), como obesidad, presión alta y elevación de las grasas en la sangre; favorece una sensación de bienestar y disminuye el estrés de la vida cotidiana. 

En una persona con diabetes, el ejercicio ofrece un beneficio adicional, pues contribuye a reducir los niveles de glucosa, al provocar que el organismo sea más sensible a la acción de la insulina. 

Se ha observado comúnmente que cuando se inicia un programa de este tipo de actividad física, disminuyen los requerimientos de esta hormona o de tabletas hipoglucemiantes. 

Cómo empezar 

Hacer ejercicio requiere disciplina y la convicción de la importancia que tiene practicarlo. Si lo hace habitualmente y es excelente deportista, ahora estará más motivado para hacerlo; si no lo es, lo cual es probable, entonces se encontrará usted ante un gran reto. 

La actividad física implica esfuerzo adicional, pero si se acostumbra a hacerla, lo más probable es que tenga éxito en todos los otros aspectos relacionados con el manejo de su diabetes. 

Puede optar por caminar, correr, andar en bicicleta, nadar o efectuar cualquier práctica de este tipo. En cuanto a la duración, ésta puede variar desde 20 min hasta varias horas; recuerde que siempre será mejor hacer algo que nada. El primer paso es decidirse a hacerlo, lo que sigue es encontrar una actividad que le guste y consultar con su médico si resulta apropiada para usted y las precauciones que -en caso dado- deberá tener. 

En general trate de caminar mucho, evite usar elevadores si puede usar escaleras, rehuya una vida sedentaria y, sobre todo, cuidado con los pretextos: “hoy no puedo”, “hace mucho frío”, “parece que va a llover”, “tengo mucho trabajo” o “mejor lo hago mañana”. 

Ejercicio y control de la diabetes 

Como se mencionó, hacer ejercicio puede disminuir sus requerimientos de insulina o de tabletas hipoglucemiantes, por lo que deberá consultar al respecto a su médico y hacer los ajustes en caso necesario. Recuerde siempre llevar consigo —mientras efectúa esta práctica— algún dulce o tabletas con azúcar, para utilizar en caso de presentar síntomas de hipoglucemia. 

Si usted tiene la glucosa muy alta en ayuno (> 250 mg/dL), puede pensar que el ejercicio le ayudará a bajar los niveles de ésta en la sangre, pero no es así. Cuando la diabetes está descontrolada, el ejercicio resulta un estrés adicional que en lugar de bajar dichos niveles, puede llegar a incrementarlos. Por ello, si usted se ejercita en forma regular, debe tener su diabetes en buen control. Es importante insistir en la relación tan estrecha que existe entre el plan de alimentación, el ejercicio y los medicamentos para la diabetes. Imagínese a alguien que toma sus tabletas para esta enfermedad o se aplica insulina en la mañana y se va de la casa para practicar deporte sin desayunar. Obviamente, el riesgo de una baja de azúcar es alto y sería producto de la falta de información o de una conducta inapropiada. 

Discuta con su médico el programa de actividad física que va a desarrollar y los ajustes que debe realizar; a lo mejor podrían lograr una reducción en las dosis de medicamentos e insulina o un aumento en el aporte de alimentos. 

Es muy útil realizar ocasionalmente el monitoreo de la glucosa antes y después del ejercicio, para que usted pueda conocer el efecto que éste le produce, en particular sobre el control de su diabetes. 

Recomendaciones para tener éxito en el propósito de hacer ejercicio.

Termine con las dudas No es raro que al inicio siempre exista un pretexto para no hacerlo: “me va a doler la espalda”, “tal vez va a llover”, “tengo mucho trabajo”. Cuando tome una decisión firme, manténgase en ella sin dejar lugar para los pretextos. 

Establezca metas realistas 

Hay que estar conscientes sobre cuánto es el ejercicio que uno puede hacer. Caminar 20 minutos diarios puede resultar excelente y suficiente para muchísimas personas. 

Solicite apoyo 

Mucha gente no puede, por sí misma, lograr adherirse a un programa de ejercicio. Busque apoyo; seguramente hay amigos o conocidos con deseos de iniciar un régimen de este tipo y sólo están esperando una llamada de alguien que los motive para hacerlo en forma cotidiana. Otra alternativa que en ocasiones funciona es inscribirse en un club o gimnasio.  

Perciba los cambios 

Desde un principio, el ejercicio le va a proporcionar una sensación de bienestar y mejor control de la diabetes. Trate de sentirse retroalimentado e impulsado para continuar en función de esto; no cese en su esfuerzo a pesar de las molestias iniciales en sus músculos, abandonados durante tanto tiempo. 

No deje el hábito del ejercicio 

La actividad física es como un hábito, una vez que se adquiere resulta difícil dejarla. A pesar de ello siempre existirán situaciones que pueden alejarlo de ella. Recuerde que si falla un día, luego será otro y otro, y terminará por dejarlo. Piense en los benefi cios del ejercicio. Es indudable que tener éxito produce una sensación placentera; igual ocurre al cumplir el plan de ejercicio. Inmediatamente se reconoce el efecto de bienestar, porque está usted logrando sus metas y, en forma paralela, un mejor control de la diabetes. Perciba y disfrute esta sensación. 

¿Qué precauciones se deben tener? 

Toda persona mayor de 40 años de edad, sobre todo si tiene 10 o más años de ser diabética, debe pasar por una evaluación médica completa antes de iniciar un programa de ejercicio. En algunos casos deberá incluir una prueba de esfuerzo para conocer si hay riesgo de problemas cardiacos. En la mayoría de las personas con diabetes, la actividad física no ofrece riesgo alguno, pero en algunos casos puede resultar contraproducente, como en caso de presentar una pérdida importante de la sensibilidad en los pies. Correr puede favorecer la formación de callos o traumatismos que dan lugar a úlceras o problemas en las estructuras de sostén (tendones, ligamentos y huesos). Antes de ejercitarse, su médico debe realizarle un examen completo de los pies y recomendarle calzado apropiado para ello. 

Si usted tiene problemas importantes de retina (retinopatía diabética), hacer esfuerzos, como levantar pesas, pueden favorecer el desprendimiento de esa membrana y ceguera, por lo que antes de hacer este tipo de actividad debe someterse a un examen oftalmológico. 

El ejercicio aumenta el consumo de oxígeno por parte del corazón; si usted tiene problemas en las arterias coronarias que irrigan a ese órgano, el ejercicio puede contribuir al desarrollo de un infarto o angina de pecho. En caso de tener edad avanzada y presentar otros factores de riesgo para esa vital parte del cuerpo, debe tener una evaluación cardiovascular completa. No hay que olvidar que aun en estos casos el ejercicio es parte de la rehabilitación cardiovascular, pero debe ser supervisada por su médico. 

Estas precauciones son muy importantes; sin embargo, recuerde que el ejercicio es una de las mejores herramientas para prevenir complicaciones a futuro y ayudarlo a llevar una vida más sana. 

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