Tenemos que diferenciar bien el accidente de la suciedad permanente. Los accidentes pueden ser debidos a una gran emoción (alegría o miedo) o simplemente al aprendizaje de la limpieza. Si el perro realiza sus necesidades por todas partes de forma permanente, tenemos que actuar.
Las causas
Un aprendizaje demasiado permisivo puede ser la causa. La noción de territorio es en este caso todavía más irnportante.
Tenemos que diferenciar dos tipos de desaseo: deposiciones de diarrea por todas partes en la casa o deposiciones normales en lugares precisos (a menudo en lugares elevados).
Las primeras se deben a la ansiedad por la separación, y las segundas, a un caso de dominio.
El amo
El desaseo es el ejemplo típico por el que el amo deberá cuestionarse (sin por ello culpabilizarse): en efecto, la mayoría de los casos son debidos a un mal aprendizaje de la limpieza. Así pues, tenemos que encontrar una solución y ayudar a nuestro perro en lugar de rechazarlo, lo que sucede a menudo.
Un cambio El origen puede ser también un cambio de situación (bebé, otro animal, traslado). El perro tiene necesidad entonces de marcar su territorio para reencontrar su posición.
La sexualidad
La presencia de una hembra en celo excita a los machos y provoca un marcaje del territorio. Esta situación es normal, pero no está en conocimiento siempre de los amos.
El territorio
También tenemos que pensar en respetar el dominio de nuestro perro. No debemos encerrarlo por la llegada de un amigo o de otro perro. Orinará cuando este se vaya.
¿Qué se puede hacer?
Entre todas las causas enunciadas, buscaremos la que se acerca más a nuestra situación. Intentaremos, en un primer momento, saber si nuestro compañero se acerca más al dominante o al ansioso.
Cuando el animal haga sus necesidades en casa, le daremos de comer en el lugar exacto donde lo ha hecho. Cambiaremos el lugar de la escudilla si el perro cambia de lugar para orinar. Puesto que los perros saben diferenciar muy bien la zona donde comen y la zona donde hacen sus necesidades, evitan hacer sus necesidades donde comen.
En cuanto veamos a nuestro perro que huele, tendremos que decirle: «iBasta!», felicitarlo si obedece y sacarlo enseguida. Si el perro adulto orina siempre ante la más mínima emoción, tenemos que intentar neutralizar las situaciones. Si orina cuando nos vamos o cuando volvemos, tenemos que darle las mínimas señales posibles de estas etapas. Si nuestro perro es muy emotivo, tenemos que estimularlo como ya hemos visto.
El ladrón
En un primer momento, es el amo el que tiene que intentar no provocar este comportamiento. No debemos dar nada a nuestro perro cuando estamos en la mesa y, sobre todo, nunca a escondidas. No debemos tirar la comida en el plato del cachorro. Tenemos que ponerla dentro cuando él no nos vea.
Si reñimos al animal, incluso en el momento justo, intentará robar durante nuestra ausencia. Los robos son casi siempre de comida, pero los perros también roban objetos que esconden en un rincón de la casa: calcetines, trapos, zapatos, etc. La actitud del amo es entonces muy importante. Sólo debemos darle juguetes para perro.
Si ha robado alguna cosa, no debemos correr detrás del animal cuando tiene el objeto en la boca. Tampoco debemos pedirle que nos lo devuelva: tomaría esto como un juego. Tenemos que sacar los objetos robados del escondite cuando el perro no nos ve y colocarlos en su lugar.
Si el perro roba algo muy preciso, podemos asociar este robo a una sensación desagradable. Si el perro busca en la basura, podemos colocar un producto amargo encima. Esta forma de corregir la conducta mediante la despersonalización del castigo es siempre la que ofrece mayores garantías de éxito en todos los casos.
0 comments:
Publicar un comentario