El azúcar (glucosa) que circula en la sangre es indispensable, pues constituye nuestra principal fuente de energía para mantener las actividades del organismo. En pocas palabras, el cuerpo no puede vivir sin ella. La mayoría de la gente ha oído hablar de la diabetes, pero no todos saben qué es y cómo se trata. Muchos piensan que tenerla significa que una persona ya no puede disfrutar más de la comida, practicar su deporte favorito o ir de fiesta.
Una de las partes más importantes del tratamiento de la diabetes es mantener el equilibrio entre lo qué se come, cuánto y cuándo se come. Si se consumen los alimentos correctos y en las cantidades adecuadas es más fácil controlar el nivel de azúcar en sangre.
La meta del tratamiento es mantener la glucosa en sangre tan normal como sea posible. Pero no es sólo eso, también es importante que los niveles de las grasas en sangre sean los adecuados y que la presión arterial se mantenga en rangos normales.
Un plan de alimentación apropiado debe contribuir a lograr todos estos objetivos.
Nutrimentos: ¿qué son y dónde se encuentran?
Los nutrimentos son sustancias esenciales para el organismo que se encuentran en los alimentos. Con el tiempo, su cantidad en exceso o su deficiencia propician enfermedades.
Los nutrimentos son: Proteínas. Hidratos de carbono (carbohidratos). Grasas. Vitaminas. Oligoelementos (minerales). Una caloría es la unidad de medición de la energía producida por los alimentos. Los tres primeros nutrimentos son los que aportan energía; a ellos se les llama macronutrimentos.
Existen otros compuestos químicos que también pueden afectar la estructura o función de los órganos y los tejidos: El agua. La fibra. La sal. Proteínas para el crecimiento y la formación de tejidos.
Nuestro cuerpo está formado por células, de la misma manera que un pueblo está conformado por casas. La estructura celular está casi completamente configurada por proteínas, así como algunas habitaciones están hechas, sobre todo, con ladrillos. Hay células que sólo viven durante un tiempo y después mueren, por lo que una nueva célula tiene que formarse. Para ello se necesitan proteínas, las cuales renuevan cualquiera de los elementos que se van “gastando”. Las proteínas también son parte fundamental de muchas hormonas que se producen en nuestro cuerpo.
¿En qué alimentos se encuentran las proteínas?
Se encuentran principalmente en las carnes rojas, las aves, los pescados, los mariscos, la leche, quesos, la clara de huevo (proteína de origen animal) y en las legumbres, como los frijoles, las habas, las lentejas y la soya (proteína de origen vegetal).
Hidratos de carbono, importantes fuentes de energía.
Es necesario ingerir hidratos de carbono, porque nos proporcionan energía para todas las funciones, al trabajar y cuando dormimos o estamos en reposo. Los hidratos de carbono se dividen en dos tipos: almidones, o hidratos de carbono complejos, e hidratos de carbono simples, los cuales, también llamados azúcares, pasan rápidamente a la sangre. En general los almidones o hidratos de carbono complejos se digieren lentamente en el tubo digestivo y, una vez convertidos en azúcares simples, pasan a la circulación. Por ello se recomienda incluir en la alimentación más hidratos de carbono complejos y muy pocos hidratos simples, para evitar elevaciones bruscas de glucosa en la sangre. Es por eso que en el tratamiento de hipoglucemias o bajas de glucosa recurrimos a los azúcares simples.
¿Qué alimentos son ricos en hidratos de carbono?
Las frutas como el mango, el plátano y la naranja contienen hidratos de carbono simples, así como también el azúcar de mesa, la miel, las jaleas y los refrescos. Por otra parte, los cereales, como la tortilla, el pan, el arroz, el elote, la avena, los tubérculos —como la papa y el camote— y las legumbres —como los frijoles, las habas, las lentejas y las alubias— contienen hidratos de carbono complejos.
Las grasas brindan el doble de energía que los hidratos de carbono.
Las grasas son importantes en la alimentación porque proporcionan energía y son necesarias para favorecer un crecimiento adecuado; sin embargo, si se ingieren en exceso se sube de peso más fácilmente y los lípidos en la sangre también pueden aumentar (por ejemplo, el colesterol y los triglicéridos).
Si usted tiene diabetes será más propenso a tener anormalidades de los lípidos en la sangre que las personas que no padecen la enfermedad.
Las grasas de la alimentación son de tres tipos: saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas. El excesivo consumo de las primeras se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Se encuentran principalmente en las grasas de las carnes, el tocino, los lácteos no descremados, la manteca, la mantequilla, la crema, la margarina hidrogenada y la manteca vegetal.
Deben preferirse las grasas monoinsaturadas que se encuentran en el aguacate, el aceite de oliva, los cacahuates y las nueces, y las grasas poliinsaturadas de los aceites vegetales, como el de girasol, maíz, cártamo, soya y de pescado.
El colesterol es un tipo de grasa que el cuerpo elabora y sólo se encuentra en alimentos de origen animal. El nivel de dicha sustancia en la sangre resulta de lo que produce nuestro cuerpo (85%) y de lo que comemos (15%). El colesterol se encuentra principalmente en la yema de huevo y en las vísceras, por lo que se recomienda consumirlas con moderación.
Los triglicéridos son otro tipo de grasa que el propio organismo produce a partir de azúcar, grasas, alcohol o calorías en exceso que contienen la alimentación. Los triglicéridos de la dieta se encuentran principalmente en los productos de origen animal, así como en aceites y grasas sólidas.
Vitaminas y oligoelementos
Son importantes para el crecimiento y la formación de las células de la sangre, y ayudan a mantener la piel saludable, así como a tener buena visión y dientes y huesos fuertes. El cuerpo requiere proporciones muy pequeñas de estos elementos que no aportan energía. Las vitaminas son la A, D, E, K, C y el complejo B.
Los oligoelementos que más abundan en el organismo son el calcio, el fósforo, el sodio, el potasio, el cloro, el azufre y el magnesio. Las frutas y verduras son ricas en vitaminas y oligoelementos. Estos últimos componentes se encuentran principalmente en la leche, las carnes y las verduras.
Un oligoelemento muy importante es el calcio, pues ayuda al crecimiento y mantenimiento de los huesos y los dientes. Generalmente quien tiene una alimentación equilibrada no necesita complementos de vitaminas.
Agua
Las dos terceras partes del cuerpo están constituidas por agua, por lo que es el nutrimento más importante para sobrevivir, pues permite la excreción de sustancias de desecho por medio del riñón. También ayuda a mantener el balance de electrólitos y la temperatura a través de la sudoración. Lo ideal es tomar entre seis y ocho vasos de agua al día e incluir en la dieta caldos, tés, café o líquidos sin azúcar.
Fibra dietaria
La fibra de la dieta proviene en parte de las plantas que el organismo no digiere y, en consecuencia, no absorbe; proporciona volumen y residuo a la dieta, pero no aporta calorías. Esto ayuda a satisfacer el apetito más pronto, porque da la sensación de saciedad. El tránsito de las heces fecales a través del intestino mejora si, además de incluir fibra en las comidas, se toma suficiente agua, pues la primera actúa como una “esponja” que absorbe el agua y ayuda a que circulen y se eliminen mejor los desechos de la nutrición.
Hay dos tipos de fibra en los alimentos. La primera es soluble en agua —se encuentra principalmente en avena, frijoles, nopales, manzana, higo y cítricos, como la naranja— y contribuye a disminuir el colesterol y la glucosa de la sangre, pues dificulta su absorción. El otro tipo es la fibra insoluble en agua —el salvado y las verduras en general contienen mucha de esta clase de fibra—, la cual previene el estreñimiento y otros desórdenes digestivos.
Recuerde: si los alimentos tienen alto contenido de fibra, el aumento de la glucemia después de las comidas será más lento y apropiado.
Este incremento también depende de la forma en que se preparan los comestibles (asados, molidos, licuados o exprimidos). En la mayoría de los casos, los alimentos con mínima preparación contribuyen a que la glucemia aumente lentamente y en menor proporción.
El consumo de sal debe ser moderado
El nombre químico de la sal de mesa es cloruro de sodio. Se trata de un compuesto indispensable para las células del cuerpo. Los alimentos contienen algo de sal más lo que uno agrega al prepararlos. Su consumo excesivo promueve en algunas personas el desarrollo de hipertensión arterial y retención de líquidos.
Alimentos ricos en sodio (sal)
- Los alimentos procesados, cuando en su etiqueta especifique que contienen conservadores como sodio, benzoato de sodio, propionatos de sodio, glutamato monosódico, alginato sódico, hidróxido de sodio, sulfito de sodio, bicarbonato de sodio (polvo para hornear), pectinato de sodio, caseinato de sodio, etc.
- Los productos salados, como las botanas (papas fritas, cacahuates, encurtidos, palomitas, galletas y conservas en salmuera).
- La sal de apio.
- Los aderezos y condimentos procesados, como salsa de soya, salsa catsup, pepinillos, mostaza y aceitunas.
- Los extractos de carne, sazonadores, caldos y consomés caseros.
- Los embutidos y carnes curadas (jamón, salchicha, mortadela, salami, tocino).
- Los productos lácteos, excepto los quesos panela y cottage, así como el requesón bajo en sal.
- Las carnes y los pescados enlatados, secos y ahumados.
- Los mariscos.
- El agua mineral.
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