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LAS ENSEÑANZAS FUNDAMENTALES PARA NUESTRO PERRO DESDE EL PRIMER DÍA EN CASA



Encontraremos en este post una serie de comportamientos fundamentales que debemos enseñar a nuestro perro. Pero esta clasificación que presentamos no responde en absoluto a un criterio de importancia. De todos modos, lo más inmediato y necesario es el aprendizaje de los hábitos de limpieza, y también la llamada y las otras órdenes fundamentales: 

«¡Sentado!», «¡De pie!», «¡Quieto!», « ¡Tumbado!». 

Para el resto, nosotros mismos debemos decidir qué lugar ocuparán algunas órdenes en nuestra educación. En efecto, si estamos seguros de que no dejaremos nunca solo a nuestro animal, el aprendizaje de la soledad no será urgente en esta situación. En cualquier caso, no debemos abandonar este aprendizaje ni siquiera cuando se dé la situación, puesto que nuestra forma de vida puede cambiar de manera imprevisible. 

Un perro que ha sido educado de forma completa puede adaptarse a todas las situaciones, aunque algunas sean excepcionales para él.

¿CUÁNDO SE DEBE EMPEZAR?

Recordemos que la educación tiene que empezar el primer dia que el cachorro pasa en casa. Lo ideal es adquirir un cachorro de dos meses de edad para realizar una educación personalizada y completa. Si el animal ya ha recibido un aprendizaje por parte de otro amo, la personalización de la educación será más larga, pero si el animal es joven, todavía será posible. Si, en cambio, nos dan un cachorro de un mes de edad, debemos esperar a que tenga dos meses para empezar.

La naturaleza y el juego

Los métodos de aprendizaje que proponemos se basan en las capacidades naturales del cachorro. Debemos mantener siempre en la cabeza el aspecto lúdico de este aprendizaje. El juego como tal se utilizará mucho. Ya hemos precisado que no se trata en ningún caso de sesiones de ejercicios de unos minutos por día, sino de un aprendizaje continuo y dictado únicamente por las necesidades del amo, del perro y por la situación. Antes de abordar «la limpieza», veamos cómo atraer la atención de nuestro animal para facilitar su educación.

La escucha

Ya hemos visto en otros post cómo hacernos entender por nuestro perro y cómo escucharlo, pero también él tiene que escucharnos. No es natural que un cachorro preste atención a otra «persona» que no sea su madre. En efecto, entiende tan bien sus ladridos o gruñidos que no se interesa por nuestro lenguaje. Así pues, debemos llamar su atención. Será necesario enseñarle a «escuchar» lo que le decimos sin distraerse. La escucha comprende también la obediencia de base. Es mucho más difícil aprender estas dos nociones de forma general que por medio de órdenes precisas. Estos son sólo los primeros consejos que tendremos que poner en práctica en cada aprendizaje.

El primer día en casa 

Para que el cachorro torne conciencia de su nuevo entorno (espacio y personas), debemos hacerle visitar el lugar y aclararle rápidamente los limites que se le imponen. Esta noción de limite territorial es el primer paso hacia la obediencia y hacia la escucha del amo. Hablaremos de forma más completa de ello en el aprendizaje del espacio.

Su espacio

Debemos decidir en familia, preferiblemente antes de la llegada del cachorro, el lugar en el que lo colocaremos: un pequeño rincón en el comedor o en la entrada, etc. Este será su primer refugio. Instalaremos un cojín. Tendrá que dirigirse a este lugar cuando nosotros se lo digamos.

Su familia

Tenemos que evitar enseñarlo a todos los amigos y vecinos el primer día. Tiene que tener muy claro quiénes son los miembros de su familia. Esto le permitirá saber a quién tiene que escuchar. Además, el cachorro se encuentra a veces algo estresado al haber dejado su «familia natal», y es difícil y cansado para él ver un desfile de gente en casa desde su llegada. Volvamos ahora al tema de la elección del nombre del cachorro, un tema muy importante.

Su nombre

La forma más simple para el amo de llamar a su perro es asignarle un nombre. No se trata de algo tan absolutamente ridículo como creen algunas personas, que piensan que es otorgar demasiada importancia al animal.

La elección del nombre

Como ya hemos dicho, la elección del nombre es muy importante, Para los perros de pura raza, existe cada año una letra con la que tiene que empezar el nombre del perro, que obtendremos en la RSCFRCE (Real Sociedad Central de Fomento de las Razas Caninas en España). No es obligatorio. A menudo los amos bautizan de nuevo a los cachorros de los criaderos, que tienen a veces nombres «imposibles». Lo esencial es elegir un nombre corto que «suene» bien. También es muy importante que el nombre sea del agrado de todos los miembros de la familia, y que tenga un cierto significado para todo el mundo (a veces se da al cachorro el nombre de un pintor o de un deportista, y esto no es ridículo). En efecto, si el nombre del animal no gusta a nuestro marido o a uno de los niños y lo llaman de forma distinta, esto no es nada positivo para su educación. 

También tenemos que evitar los diminutivos. El perro no comprenderá siempre que nos referimos a él. No hay que olvidar tampoco que nuestro perro tiene que estar dispuesto a aprender. Forzarlo un poco a veces puede ser bueno. Imponerle de forma autoritaria caminar con correa, por ejemplo, será desastroso, Nosotros también debemos estar de buen humor; si no soportamos que comeeta el más mínimo error, es inútil intentar ir más lejos. Empecemos con el aprendizaje de la limpieza.

La limpieza 

Normalmente, el aprendizaje de la limpieza es el que preocupa más a los amos. A menudo tienen mucho miedo de no conseguirlo y de tener que limpiar durante toda la vida las necesidades del perro. Pero tenemos que tranquilizarnos, porque esta situación es muy rara.

¿Cuándo y por qué? 

Sobre todo no debemos preguntar a nuestro alrededor a qué edad los animales se vuelven limpios, porque esto varía de un perro a otro. El único resultado que obtendremos es asustarnos si el nuestro está un poco «atrasado». No debemos inquietarnos antes de los siete u ocho meses, aunque la norma se sitúa entre los cuatro y los seis meses. 

El porqué de la limpieza no se plantea (aunque algunos amos que poseen perros pequeños, del tipo york o chihuahua, no siempre están convencidos de que sea indispensable que realicen sus necesidades fuera): ¡Los retretes para perro están fuera! (Veremos también que no deben hacer sus necesidades en cualquier sitio). No es muy saludable que un perro haga sus necesidades siempre sobre una moqueta o en el balcón, aunque se trate de un perro de pequeño tamaño.

las reglas de base 

El aprendizaje será fácil si respetamos estos cuatro principios.

«DE TAL AMO, TAL PERRO»

Tenemos que educar bien a nuestro perro, porque siempre destacarán más sus defectos que sus virtudes y pueden llegar a compararlos con los nuestros.

EL PRIMER APRENDIZAJE ES EL MÁS IMPORTANTE

El aprendizaje de la limpieza es el primero que se tiene que poner en marcha. Las malas costumbres sobre este tema son muy difíciles de eliminar y la reeducación de un animal sucio es muy delicada. Este aprendizaje condiciona a menudo todos los demás, porque si el amo no lo consigue se sentirá incapaz de criar a un perro o considerará que el suyo no entiende nada, Entonces, las relaciones amo-perro se degradan mucho, y son poco propicias a una educación fácil y satisfactoria. 

Por lo que respecta al plano anatómico, el control de los esfínteres (lo que les permite «retener») no es completo antes de los cuatro meses. El cachorro comprende bastante rápidamente (hacia los dos o los tres meses) que debe hacer sus necesidades fuera del lugar donde duerme (lo aprende de su madre, que lo rechaza del «nido» para que haga sus necesidades). Le es más duro asimilar que tiene que hacerlo fuera de la casa. En un primer tiempo, puede hacerlo en la casa pero en un lugar preciso; luego tiene que salir lo más rápidamente posible.

No esperar

El aprendizaje tiene que hacerse entre los tres y los cinco meses. «Yo espero que sea más grande y que entienda que tiene que hacerlo fuera». No debemos seguir este consejo que algunos amos adoptan de forma equivocada. En efecto, el cachorro de tres meses comprende fácilmente las órdenes que le damos.

Los pequeños accidentes

De todos modos, debemos saber que existe durante un cierto tiempo la posibilidad de «accidentes», incluso en un animal que ya es limpio. No debemos aceptarlos, pero sí tolerarlos. De la misma manera, debemos perdonar los pequeños descuidos debidos a la emoción. Los castigos se tienen que olvidar formalmente durante el aprendizaje de la limpieza. El aprendizaje de la limpieza es un ejemplo de una educación positiva a base de recompensas. Es útil recordarlo, puesto que algunos amos no soportan «dejar pasar» los pequeños pipis por el suelo.

La limpieza

No debemos limpiar nunca los «estragos» delante del animal: nuestra posición en cuclillas y con una esponja o un trapo en la mano lo incitarían al juego. No debemos castigarlo, pero tampoco debemos mostrarnos contentos cuando se olvide. Colocarle la nariz encima es bastante negativo. El perro no siente un asco particular por sus deposiciones, pero, al sentir nuestra repulsión, la próxima vez lo hará bajo una cama para que no lo veamos (esta es además la prueba de que entienden muy bien incluso cuando son pequeños). También puede llegar a comerse sus deposiciones, especialmente en la fase juvenil.

Reducir «la casa»

No podemos evitar los «lavabos» en la casa, porque el cachorro tiene que estar totalmente vacunado antes de salir a la calle (aunque existen desde hace poco vacunas que permiten sacarlos antes). El tiempo durante el cual el cachorro hace sus necesidades en la casa tiene que ser lo más corto posible. Veremos ahora cómo actuar de forma natural para obtener un cachorro limpio sin padecer estrés y rápidamente.

En casa

Los «retretes»

En la casa, el cachorro necesita tres espacios de vida bien diferenciados: uno para comer, uno para dormir y uno para vivir y jugar. ¡No debemos mezclarlo todo! En la práctica, esto significa que debemos evitar colocar los periódicos para sus necesidades justo al lado de la escudilla o del cojín para descansar. 

Tenemos que delimitar una zona para las necesidades: lo más sencillo es en el lavabo o en un rincón de la cocina (opuesto al rincón de comer). Colocaremos algunos periódicos. Debemos evitar la fregona, que está siempre húmeda y es poco agradable al contacto. Un lugar interno de la casa es preferible al balcón, puesto que el cachorro no establecerá claramente la diferencia con la calle, y esperará luego a entrar para hacer sus necesidades en el balcón. De la misma forma, si estamos en una torre, debemos evitar que haga sus necesidades en el jardín. 

Las deposiciones del perro no molestan en un principio, pero a menos que se tenga un bosque como jardín, nos encontraremos enseguida recogiendo las de nuestra pequeña bolita que ahora pesa 40 kg. Podemos acercar, poco a poco, los periódicos a la puerta de entrada. Esto nos permitirá sacarlo enseguida en cuanto se coloque «en posición».

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