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CUANDO LLEGA EL INVIERNO: BENEFICIOS DE LA EQUINÁCEA

LOS VINOS ALEMANES MÁS IMPORTANTES


Alemania:
La tierra de los grandes vinos blancos europeos. 

Atención, porque contra lo que muchos de ustedes creen, estamos abriendo la puerta de los viñedos más cuidados, estudiados y mimados que se pueden encontrar. Y merece la pena acercarse, porque en ellos dan los primeros pasos los que, sin lugar a dudas, son los mejores vinos blancos del momento.

Alemania

• Superficie de viñedo: 102.000 ha. 
• Producción vinícola: lo.600.00o hl. 
• Variedades: Riesling, Müller-Thurgau, Rulánder, Pinot Blanc, Gewürztraminer, Silvaner, Spátburgunder (Pinot Noir), Dornfelder. 
• Consumo individual de vino: 24,44 litros año.

Estamos en una tierra poco favorecida por el clima: pocas horas de sol, temperaturas muy bajas, inviernos largos y veranos cortos, entre otras razones. Obstáculos todos que dificultan la producción y cuya superación ha exigido un considerable esfuerzo. 

En primer lugar, se buscaron los emplazamientos más soleados. La elección recayó en las laderas situadas a lo largo de los meandros de los cauces fluviales, que recorren el sur y el oeste del país. Son terrenos que gozan de alto nivel de insolación y que, gracias a la cercanía de los ríos, se ven favorecidos por microclimas que propician un buen nivel de maduración de la uva. Siempre que no pase nada, claro, porque unas horas de frío pueden acabar con el trabajo de un año. 

En todas las regiones vinícolas alemanas se trabaja al límite. Desde Ahr, donde en apenas 522 hectáreas de viñedo en la Renania Media, se producen blancos, tintos y, sobre todo, un peculiar rosado, afrutado, alegre y refrescante, hasta las 390 hectáreas de Saale-Unstrut y Sajonia, donde el rendimiento medio apenas alcanza los 34 hectolitros por hectárea.

Ocurre también en las zonas más prestigiosas del viñedo alemán, Mosela-Sarre-Ruwer (con cuatro subzonas: Bajo Mosela, Mosela Medio, Alto Mosela y Sarre Ruwer) y Rheingau, cuna de los mejores blancos del continente. 

Elaborados a partir de uva Riesling, los blancos del Mosela destacan, recién embotellados, por su juventud, ligereza y frescura y por su extraordinaria aptitud para transformarse con el paso del tiempo en vinos fascinantes, complejos y sugerentes. Otro tanto sucede con los blancos de Rheingau, que algunos sitúan por encima de los del Mosela. Elegantes y aromáticos en su juventud, se tornan majestuosos, complejos y equilibrados conforme pasan los años. 

Alemania y Austria producen alrededor de 500 millones de botellas anuales de un vino espumoso llamado sekt, muy popular en ambos países (se calcula que cada alemán consu-me 5 litros al año). 

En Nahe producen vinos más vigorosos, lo que explica de alguna manera el crecimiento de las plantaciones de variedades tintas (aún así apenas el 1o % del total), mientras que, en Hesse Renania, destacan los vinos de vendimia tardía, a menudo ligeramente dulces. 

El mapa vinícola alemán se completa con el Palatinado, Bergstrasse (Hesse), Franconia, Baden y Württemberg, productores de vinos de consumo local.

La senda del Rin. Desde la Edad Media y hasta bien avanzada la década de los sesenta del siglo pasado, la salida natural de los vinos alemanes eran los mercados del norte de Europa. La orografía convertía el cauce del Rin en la única vía de salida; un camino que siempre llevaba al norte.

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