En España está prohibido fumar en lugares públicos cerrados, como bares, restaurantes, clubs nocturnos, casinos, aeropuertos y en espacios al aire libre como parques infantiles, escuelas y hospitales. Los hoteles están habilitados para reservar el 30% de sus habitaciones para fumadores.
Si hay un acto que centra multitud de debates sobre dos libertades enfrentadas y sobre el respeto a las buenas maneras, ése es el de fumar en lugares públicos.
Ya no se puede decir que no se conozcan los efectos de esa mezcla de humo, nicotina y alquitrán sobre nuestra salud. Somos testigos de toda una campaña internacional anticonsumo, pero lo cierto es que aún existe un porcentaje elevadísimo de la población que fuma habitualmente.
No vamos a entrar en la conveniencia de dejar el hábito en beneficio de nuestros pulmones, pues cada uno tiene derecho a posicionarse en cualesquiera de las dos barreras. Nuestro deber es analizar cuándo fumar atenta contra las buenas maneras y el respeto a los demás.
Las legislaciones respecto a la prohibición de fumar en lugares públicos son muy diferentes entre países. De la misma manera que en Estados Unidos está plenamente instaurada la norma que prohíbe fumar en lugares como cafeterías o restaurantes, y en determinados estados ya ni siquiera se permite hacerlo en la vía pública, en otros países de Sudamérica y Europa las leyes son menos severas, pero igualmente estamos obligados a cumplirlas y respetarlas.
Cuando se permita fumar, las zonas entre fumadores y no fumadores estarán bien delimitadas. En restaurantes, cafeterías, bares, y en general establecimientos de ocio, lo más probable es que haya esta separación entre zonas. Respete la zona de no fumadores e incluso si usted está situado en aquélla en la que sí se permite fumar, tenga en cuenta los siguientes consejos:
• No eche el humo directamente sobre otra persona que esté sentada cerca de usted. Aunque ella también sea fumadora, ya tiene su propio humo para aspirar.
• Aunque esté permitido fumar donde usted está ubicado, trate de no encender un cigarrillo si muy cerca de usted hay niños o personas ancianas.
• Pida un cenicero al camarero antes de dejar su ceniza en el plato o en los restos del café con leche.
• Si alguien le pide educadamente que deje de fumar porque su humo le está dañando, no se detenga a reivindicar los derechos que le otorga la zona reservada a fumadores. Apague el cigarrillo.
Hay otros emplazamientos en los que está prohibido fumar en cualquier caso. Nos referimos a hospitales, centros de salud, tanatorios y dependencias sanitarias en general. Igual ocurre en todos los transportes públicos, desde trenes a autobuses y aviones. En el caso de los aviones, la prohibición definitiva de fumar durante los vuelos es reciente. Actualmente, aunque las normas cambian según la compañía de la que se trate, sólo está permitido fumar en los vuelos que exceden de un número determinado de horas y en intervalos de tiempo determinados.
En transportes privados, como los taxis, será su responsable quien decida en este sentido. Si ve un cartel que detalla expresamente la prohibición de fumar, cúmplalo; si no, pregunte al conductor si puede hacerlo antes de verse en la embarazosa situación de que le pidan que apague el cigarrillo.
Si viaja en un coche privado que no es el suyo las indicaciones serán las mismas.
Las buenas maneras las pondrá en práctica cumpliendo cada una de esas prohibiciones y evitando molestar a los no fumadores, que razonablemente no están dispuestos a convenirse en fumadores pasivos por el humo de sus cigarrillos.
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