La cafeína es el remedio mágico que nos estimula en nuestra horas de sueño? ¿Es verdad que es diurética, laxante...? ¿No tiene conta indicaciones? ¿No tiene efectos perjudiciales para nuestra salud?
Un planteamiento útil para valorar la ingestión de cafeína procedente de los refrescos es compararla con la de una de las bebidas más comunes en el adulto, el café.
Los estudios más serios realizados en España nos dicen que el café expreso de las cafeterías tiene una concentración media de 1.800 mg de cafeína por litro. Así, la persona que toma una tacita de café de 100 ml probablemente está ingiriendo 180 mg de cafeína. Necesitaríamos cuatro botes de cola para alcanzar esta cantidad.
Los estudios realizados en los últimos años sobre contenido de cafeína en el café no siempre han ofrecido los mismos resultados cuantitativos, pues la concentración no sólo depende del tipo de café, sino mucho del modo de preparación, pero podemos pensar que cualquier café equivale a un mínimo de dos y casi siempre tres botes de cola (al menos).
Podemos concluir que la cantidad de cafeína en los refrescos de cola es relativamente moderada para el adulto, pero no olvidemos las precauciones con la población infantil, o el posible efecto sumatorio de unir en el adulto los refrescos de cola con otras fuentes de cafeína.
También hay que añadir que actualmente la oferta de refrescos incluye otros productos, como las bebidas a base de té o las bebidas energéticas, que contienen cafeína. Por lo tanto, para las personas que gustan de las bebidas de cola, las versiones descafeinadas de estos refrescos son una posibilidad que hay que considerar.
Actualmente la normativa sólo obliga a las bebidas refrescantes a declarar en el etiquetado la cantidad de cafeína cuando ésta es superior a los 150 mg por litro (Directiva 2002/67/CE). La mayoría de las colas no andan lejos, pero están por debajo de esta cantidad, por lo que la etiqueta indica la presencia de esta sustancia pero no la cantidad.
Algunos muestreos de café casero ofrecen cifras de concentración más baja, rondando los 1.200 mg de cafeína por litro.
Existen “nuevos” refrescos que también contienen cafeína. Un ejemplo de ello son las llamadas bebidas energéticas. Dentro de éstas, la bebida actualmente más consumida en España tiene 320 mg de cafeína por litro; el consumo de un bote, que en este caso es sólo de 250 ml, equivale a la ingestión de unos 80 mg de cafeína. Lo anterior supone casi el doble de cafeína que la contenida en las colas normales y nos indica que, en realidad, el único efecto “energético” de la bebida es el que se deriva de la cafeína y el azúcar contenido.
Pero no es la cafeína la única sustancia utilizada en estas bebidas, pues algunas de ellas incluyen otro compuesto con pretendidos efectos estimulantes: la taurina. La taurina es un aminoácido que algunas marcas introducen en la composición de su bebida, en una cantidad aproximada de unos 4 mg por litro. Este aminoácido es un derivado de la metionina y la cisteína, y no forma parte de proteínas orgánicas, pero puede encontrarse asilado en en el músculo cardiaco y el estriado, en la sangre y en los nervios.
La taurina participa en el equilibrio osmótico y también hay estudios que relacionan esta sustancia con el metabolismo de las grasas, la estimulación de la glicólisis y posibles efectos de antioxidación.
Quizá por lo anterior es habitual que la publicidad alegue que la taurina es un potenciador del rendimiento y un “revitalizante”. El agotamiento o la insuficiencia de taurina, provocado artificialmente o debido a patologías, han mostrado en investigación animal producir una merma en la capacidad de ejercicio. Pero esto no prueba que en condiciones normales de salud y alimentación la presencia de taurina en la bebida ejerza un efecto estimulante, entre otras cosas porque existe taurina en alimentos de consumo ordinario.
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