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FRUTAS CON HUESO: DESCRIPCIÓN Y PROPIEDADES


Albaricoques

Los romanos y los griegos los denominaban «los huevos dorados del sol». Es una fruta pequeña de color naranja o rosado de un sabor sutil. Originalmente crecían silvestres en China. De allí pasaron a Persia y a Armenia, y es probable que fuesen introducidos en el sur de Europa por las tropas de Alejandro Magno en el siglo tu a. C. 

Una vez recolectados, no es conveniente transportarlos a grandes distancias, así que debemos elegir albaricoques que estén duros, que tengan un intenso color y la piel suave y perfumada. 

Son ricos en betacaroteno, vitamina C y minerales tales como el calcio y el magnesio. 

Constituyen unos fabulosos antioxidantes depurativos y también son excelentes para los problemas respiratorios. 

No son las frutas con más líquido, así que necesitaremos bastantes para preparar una cantidad razonable de zumo. Probablemente desearemos mezclarlos con otra fruta o diluirlo con agua. 

A pesar de que el hueso se puede comer y que el núcleo se usa para dar sabor a licores como el Amaretto, no es recomendable ponerlo en la licuadora. 

Datos de interés:

Destacan por: vitamina A/betaearoteno, para incrementar la inmunidad contra las enfermedades y tener una piel, pelo, dientes y huesos. sanos.

Calorías: 28 kilocalorías/100 g. 

Cantidad para elaborar 100 cl: seis. 

Preparación: lavar, extraer el hueso y trocear para que quepan en el tubo de la licuadora. No es preciso pelarlos.

Aguacate

Al igual que los plátanos, los aguacates no son muy recomendables para elaborar bebidas, pero son tan buenos para la salud que vale la pena triturar uno y mezclarlo con otras frutas (podemos intentarlo con zanahorias, tomate o pepino) o añadir el zumo y el aguacate en una batidora para preparar un batido muy saludable. 

Los aguacates contienen gran cantidad de vitamina E, que ayuda a combatir las enfermedades cardiovasculares y estimula el sistema inmunológico. También son buenos para la piel, ya que estimulan el cuerpo para que produzca más colágeno, lo cual ayuda a prevenir las arrugas. 

Datos de interés: 

Destaca por: potasio, perfecto para combatir la fatiga, la depresión y la complexión débil. 

Calorías: 223 kilocalorías/100 g. 

Cantidad para elaborar 100 cl: según. 

Preparación: cortar por la mitad, extraer el hueso y depositar la carne en una batidora para mezclarlo con otros zumos, o triturarlo con un tenedor y batirlo con otro zumo.

Cerezas

Existen cientos de variedades de cerezas, que pueden catalogarse en tres categorías principales: dulces, agrias e híbridas. 

Las cerezas dulces son obviamente las más adecuadas para hacer bebidas y, a pesar de que cuesta un poco deshuesarlas, el delicioso líquido que se obtiene bien merece la pena. 

Las cerezas son ricas en vitamina B2 (riboflavina), betacaroteno y ácido fólico, así que son excelentes para la salud de la piel, del cabello y de la vista.

Datos de interés: 

Destacan por: vitamina B2 (riboflavina), para estimular la energía. 

Calorías: 47 kilocalorías/100 g. 

Cantidad para elaborar 100 cl: 150-200 g. 

Preparación: lavar y cortar por la mitad para extraer el hueso. 

No es preciso pelarlas.

Nectarinas

Originarias de China, las nectarinas son parientes de los melocotones. En realidad es una variedad de melocotón con la piel muy fina. Ya sea por el aroma un poco más ácido o por la ausencia de la piel aterciopelada, a las nectarinas les falta el magnífico aroma y el sabor inherente de los melocotones, pero no obstante son una fruta deliciosa. Debemos elegir las que sean compactas y tengan la piel brillante y suave. 

Contienen un poco más de minerales —potasio y fósforo—y, al igual que los melocotones, son ricas en betacaroteno, ácido fólico y vitamina C. 

Datos de interés: 

Destacan por: potasio y fósforo, para preservar el sistema nervioso. 

Calorías: 45 kilocalorías/100 g. 

Cantidad para elaborar 100 cl: dos. 

Preparación: lavar, extraer el hueso y trocear para que quepan en el tubo de la licuadora. No es preciso pelarlas.

Melocotones

Aterciopelados, rebosantes de líquido y voluptuosos, los melocotones maduros son siempre una delicia para el paladar. Eran llamados «el néctar de los dioses», y los franceses los encontraban tan irresistibles que bautizaron una variedad con el nombré de Son de Venus (los pechos de Venus). Su aroma es dulce y floral, y el zumo, suave, tiene cuerpo sin ser empalagoso. 

Los melocotones no maduran una vez han sido recolectados, así que debemos seleccionarlos firmes pero que cedan ligeramente cuando los presionemos con cuidado. Se vuelven un poco más blandos cuando los mantenemos a temperatura ambiente, pero si los guardamos durante demasiado tiempo, la piel se arruga y la carne adopta una textura más bien desagradable. 

Los melocotones contienen carotenos (en su carne amarilla), flavonoides, ácido fálico y vitamina C. Son perfectos para los estómagos irritados, y los antioxidantes ayudan a proteger el cuerpo contra el cáncer y las enfermedades coronarias. 

Datos de interés: 

Destacan pon flavonoides para protegernos contra enfermedades degenerativas. 

Calorías: 47 kilocalorías/100 g. 

Cantidad para elaborar 100 cl: 150 a 200 g. 

Preparación: lavar y cortar por la mitad para extraer el hueso. No es preciso pelarlos.

Ciruelas

Las ciruelas tienen la piel muy suave y una amplia gama de colores que va del amarillo, pasando por el carmesí, hasta el púrpura intenso. Hay tres clases principales, que se cosechan en todo el planeta: las europeas, las japonesas y las asiáticas occidentales, así que suele haber diversas variedades en la temporada. 

Las ciruelas tienen una carne dulce y jugosa con un grado de acidez que las hace perfectas para preparar bebidas. Elegiremos ciruelas que sean firmes pero que cedan ligeramente al presionarlas. Maduran rápidamente y se conservan durante un par de días a temperatura ambiente, un poco más si las guardamos en la nevera. 

Son ricas en ácido fólico, vitamina C y betacaroteno, e incorporan una variedad de minerales. 

Datos de interés: 

Destacan por: betacaroteno para desarrollar la inmunidad contra las enfermedades. 

Calorías: 38 kilocalorías/100 g. 

Cantidad para elaborar 100 cl: de cuatro a seis, en función del tamaño. 

Preparación: lavar, extraer el hueso y cortar para que quepan en el tubo de la licuadora. No es preciso pelarlas.



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