Desde hace 2.000 años, las semillas, los frutos, y las hojas del cardo mariano (Silybum marianum) vienen siendo usados para propósitos medicinales. El escritor romano, Plinio “el Viejo”, quien vivió del 23 al 79 a.C., mencionó en sus escritos que el zumo del cardo mariano mezclado con miel “podía llevarse el mal genio”.
En Europa, esta hierba fue usada, ampliamente, a inicios del siglo veinte para tratar enfermedades leves del hígado y la lactancia insuficiente. Los ingredientes activos de esta hierba parecen ser cuatro sustancias conocidas colectivamente como silymarin, de las cuales la más potente es la silibin. Esta última, inyectada intravenosamente, es uno de los pocos antídotos conocidos contra el envenenamiento causado por el hongo mortal, Amanita phalloides.
El silymarin es un poderoso antioxidante. En efecto, estamos constantemente expuestos a diversas toxinas, tales como el humo del cigarro, el monóxido de los autos, los pesticidas, y otros químicos en el aire, la comida, y el agua. Dichas toxinas se agregan a las que nuestro propio cuerpo genera como producto de nuestro metabolismo. Todas estas toxinas producen radicales libres que dañan nuestras células. No obstante, estas pueden ser neutralizadas por un tipo de sustancias llamadas antioxidantes. Precisamente, la silymarin potencia la acción de dos de los mayores antioxidantes generados por el organismo, el glutatión y el superóxido dismutasa (SOD). Asimismo, el cardo mariano protege al hígado del daño causado por los radicales libres actuando como un antioxidante.
Por otro lado, los resultados obtenidos en diversos estudios con animales, sugieren que el extracto de esta hierba puede ser usado como un antídoto muy eficaz contra distintos tipos de envenenamiento, como el causado por el tolueno, un solvente común, o la acetaminofén, el principal ingrediente del tylenol.
En Europa, los médicos, a menudo, prescriben el cardo mariano para que actúe como una protección adicional para aquellos pacientes que se ven obligados a tomar medicación que podría causarles problemas con el hígado. Es normal recomendarla a aquellas personas que están siguiendo un tratamiento con antidepresivos, por ejemplo, puesto que estos son metabolizados (deshechos) en el hígado. Cabe señalar que esta planta también puede proteger al organismo contra la exposición tóxica.
EL CARDO MARIANO
Y LAS DOLENCIAS HEPÁTICAS
El silymarin, el mayor constituyente de las semillas del cardo mariano, se emplean para tratar las dolencias hepáticas. Este componente protege a las células contra las toxinas y estimula el crecimiento de nuevas células en el hígado. Basados en la extensa tradición popular que emplea el cardo mariano cuando se presentan casos de ictericia, investigadores médicos europeos han llevado a cabo serios estudios sobre los efectos medicinales de esta hierba.
Así tenemos que se usa, ampliamente, para curar la hepatitis alcohólica, enfermedad grasa no alcohólica del hígado, la cirrosis, el envenenamiento hepático, y la hepatitis viral.
El cardo mariano es una de las pocas hierbas que no posee un equivalente en el mundo de las medicinas. Solamente existen otras dos sustancias naturales, el ácido alfa-lipoico y el N-acetilcisteina que poseen efectos similares.
El tratamiento con esta planta, generalmente, alivia los síntomas comunes derivados de una dolencia hepática crónica, tales como las náuseas, debilidad, pérdida de apetito, fatiga, y dolor. Los niveles de la sangre en las enzimas del hígado, que se mantienen elevados en las enfermedades hepáticas o si se ha producido un daño, frecuentemente disminuyen.
EL CARDO MARIANO Y LA CIRROSIS
El consumo de alcohol y el alcoholismo generan graves repercusiones en el hígado, ya que este órgano es la fábrica química del cuerpo. Es aquí donde el alcohol es transformado en sus metabolitos. La silymarin es bastante útil para preservar la salud del hígado, aunque los estudios muestran que la abstinencia es el mejor tratamiento.
No obstante, mediante un estudio médico se observó a 106 soldados finlandeses que padecían dolencias hepáticas alcohólicas moderadas. El grupo que fue tratado con el cardo mariano mostró mejoras significativas en la actividad que desarrolla el hígado, la misma que fue medida a través de tests sanguíneos y de una biopsia (en una biopsia, una pequeña parte del tejido hepático se examina bajo un microscopio). Otros estudios importantes han reportado resultados parecidos, sin embargo los investigadores insisten en que la abstinencia sigue siendo el mejor de los tratamientos.
Asimismo, dos largos estudios controlados diferentes demostraron cómo esta hierba prolongaba la vida de los pacientes con cirrosis. En uno de estos estudios, 170 pacientes recibieron cardo mariano o un placebo y fueron observados durante un periodo de tres a seis años. Después de cuatro años, el 58% del grupo que recibió la planta sobrevivió, mientras que solo el 38% de los que recibieron el placebo lo hizo. Asimismo, estudios doblemente ocultos con pacientes que sufren hepatitis viral crónica, han comprobado que el cardo mariano puede lograr marcadas mejorías y alivio de los síntomas que acompañan esta enfermedad, como la fatiga, la reducción de apetito, las molestias abdominales, así como en los niveles de las enzimas hepáticas.
EL CARDO MARIANO Y LA HEPATITIS
La hepatitis genera una seria inflamación del hígado y se ha convertido en un problema de la salud, cada vez mayor, en el mundo entero. Los tipos más comunes del virus de la hepatitis son el A, B, y C, de los cuales el A es el más serio. Actualmente, la hepatitis B aflige a más de un millón de personas y la hepatitis C ha alcanzado proporciones epidémicas, infectando, solamente en los Estados Unidos, a 4 millones de personas, esto es cuatro veces más el número de personas infectadas con SIDA.
La hepatitis C es la responsable de, más o menos, 10 mil muertes cada año, y se espera que este ratio se triplique al final de la década. Esta clase de hepatitis también representa la causa más común de las dolencias crónicas que afectan al hígado, como la cirrosis, y además es la causa principal del cáncer de hígado.
El interferón (INF) y el ribavarin constituyen el actual tratamiento estándar para combatir la hepatitis C, no obstante, solo resultan efectivos para menos del 30% de todos los pacientes, después de un año de tratamiento.
Además, de aquellos que sí se benefician con el uso del primero, más del 70% sufre una recaída a los pocos meses del tratamiento. En total, solo alrededor de un 10 a 15% de los pacientes que padecen este tipo de hepatitis disfrutan de una recuperación sostenida de, por lo menos, seis meses, luego de culminado el tratamiento con este medicamento. El porcentaje es ligeramente más elevado en aquello pacientes que se trataron con pegylated interferón (interferón de liberación temporal).
Mientras que los tratamientos convencionales no resultan muy exitosos para combatir la hepatitis, el silymain, especialmente cuando es combinado con otros nutrientes beneficiosos, se convierte en una excelente alternativa. En casos conocidos debo citar a un hombre de cincuenta años con enzimas hepáticas elevadas debido a un viejo cuadro de hepatitis, respondió bastante bien al tratamiento con cardo mariano. Sus elevados niveles de enzimas se regularizaron después de ocho semanas, y sus síntomas de depresión, fatiga, y náuseas desaparecieron también.
DOSIS RECOMENDADA
La dosis estándar de cardo mariano es de 200 mg de dos a tres veces diarias, de un extracto estandarizado que contiene un 70% de complejo silymarin. Existe evidencia que señala que el silymarin unido a un nutriente llamado fosfatidilo “fosfatidilcolina”, se absorbe mejor. Este suplemento combinado debe tomarse en una dosis de 100 a 200 mg dos veces al día. No obstante, cabe recordar que la supervisión médica es indispensable en todos los casos de dolencias hepáticas, dado que constituyen enfermedades muy graves.
SEGURIDAD Y PRECAUCIONES
El cardo mariano y su extracto de silymarin son, básicamente, no tóxicos y causan solo los efectos secundarios más leves en una pequeña minoría de pacientes. Un estudio que envolvió a 2.637 pacientes mostró una baja incidencia de efectos adversos, limitándose primordialmente a un moderado dolor gastrointestinal. El uso de esta hierba es totalmente seguro para las mujeres embarazadas y para aquellas que están dando de lactar, tanto así que investigadores médicos reputados han incluido a mujeres con embarazo en sus estudios con silymarin.
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