El arroz (Oryza sativa) pertenece a la familia de las Gramíneas. Es una planta monocotiledónea muy conocida y cultivada desde tiempos antiquísimos en Asia. Fue introducida en Europa por los árabes en el siglo X. A mediados del siglo XVII comenzó a cultivarse en América.
La mayor parte de las especies cultivadas alcanzan una altura de 80-100 centímetros y tienen numerosas raíces, rastrojos robustos; hojas envainadas, lineares, paralelinervias, cubiertas de pelos cortos y duros. La inflorescencia es una panocha formada por numerosas espigas; la flor, recubierta por vainas, tiene seis estambres. La cariópside, alargada, se halla deprimida lateralmente. El fruto todavía revestido por las vainas es el arroz con cáscara, que se presenta cubierto por el delgado pericarpio, ligeramente oscuro, violáceo o rojo.
Los productos del arrozal son el arroz y la paja. Antes de pasar al consumo, el arroz es privado de su cascarilla. El arroz es un alimento sano, nutritivo y fácilmente digerible.
Los estudios realizados sobre este producto han permitido reivindicar toda su eficacia alimentaria, contrariamente a lo que se había creído en el pasado. Además del almidón, el arroz contiene grasas y proteínas, algunas sustancias minerales (fósforo fitínico, vitamina B, etcétera), que activan las funciones del aparato digestivo.
Cocimiento antidiarreico:
Hervir aproximadamente durante una hora en tres litros de agua, a fuego muy bajo, 25 g de arroz, 25 g de cebada, 20 g de avena, 20 g de trigo y 15 g de salvado. Pasar el líquido por el colador y dejar enfriar ligeramente.
Dosis: 4 o 5 tazas al día, lejos de las comidas.
Duración del tratamiento: hasta que se haya normalizado el intestino, aunque su acción principal se ejerce en las primeras veinticuatro horas.
ARROZ INTEGRAL, RELAJANTE
Su riqueza en hidratos de carbono, proteínas, minerales y vitaminas del grupo B justifican que sea el alimento elegido por gran parte de la humanidad como ingrediente básico de la dieta. Es una de las principales fuentes de energía en una alimentación saludable. No dispara el azúcar en sangre, no contiene gluten y cuida el aparato digestivo.
Frente a otros cereales, el arroz tiene la ventaja de ser el mejor tolerado, pues no presenta ciertos compuestos que provocan alergias. El grano está recubierto por una cáscara en la que se encuentran la mayor parte de las proteínas, vitaminas y minerales (selenio, fósforo, magnesio...). Por tanto, el arroz integral conserva todo su poder nutritivo y aporta hidratos de carbono que se digieren fácilmente y liberan lentamente su energía. Esto es importante porque mantiene estables los niveles de azúcar en la sangre, lo que ayuda a prevenir la diabetes y evita que sobrevenga el agotamiento.
Favorece un estado de ánimo estable, al que se suma el efecto calmante del aminoácido triptófano y el de las vitaminas del grupo B, esenciales para la producción de energía y para el equilibrio del sis-tema nervioso. También es una fuente relevante de proteínas, que serán de mayor calidad si a lo largo del día se consumen otros alimentos proteicos, como legumbres, huevos, frutos secos o lácteos.
UN CEREAL TERAPÉUTICO
A diferencia del blanco, el arroz integral cuenta con sustancias vitales en la cáscara del grano que ayudan a mantener la salud.
Trastornos digestivos.
El arroz es de gran utilidad para este tipo de problemas, desde la indigestión hasta el estreñimiento o los pliegues intestinales (diverticulosis).
Azúcar.
Reduce y controla los niveles de azúcar en la sangre y previene la diabetes.
Efecto diurético.
Beneficia a los afectados por insuficiencia cardiaca, por problemas renales y a los obesos.
Cáncer.
Previene el cáncer de colon, de mama y de próstata.
SALUD INTESTINAL
Este es un alimento terapéutico porque ayuda a regular la función intestinal: gracias a la fibra, es eficaz para prevenir el estreñimiento y la inflamación de la mucosa intestinal, problemas que pueden estar relacionados con las alergias alimentarias.
Tiene también un efecto hipotensor, por su bajo contenido en sodio y la presencia de potasio, que estimula la eliminación de los líquidos y en consecuencia reduce la presión arterial. También ayuda a reducir y controlar los niveles de colesterol a través de su contenido en fibra soluble y en gamma-oryzanol, que reduce la tasa de colesterol malo LDL.
Finalmente, favorece la prevención del cáncer (de colon, de mama y de próstata) gracias a los inhibidores de la proteasa, sustancias que tienden a bloquear los procesos cancerosos incipientes.
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