LA SECRECIÓN LÁCTEA
La glándula mamaria
El tamaño de este órgano es particular de cada mujer. El tamaño externo no está relacionado con el tamaño de la mama; a menudo, mujeres aparentemente con poca mama poseen una glándula mamaria desarrollada y viceversa. La apariencia externa viene, pues, condicionada por la cantidad de grasas existente entre la glándula y la epidermis.
La glándula mamaria está formada por lóbulos, lobulillos y acinis. Cada lóbulo, que tiene forma de racimos de uva, desemboca en su conducto galactóforo. Existen 10 a 15 lóbulos. A su vez cada lóbulo tiene de 20 a 30 lobulillos que desembocan en los conductos lactíferos más pequeños, y éstos en el conducto galactóforo principal. La unidad secretora es el acini, existiendo en total de 80 a 100 alveolos o acinis.
La forma de la mama es hemisférica o cónica. Su parte central está formada por la areola, que es una zona de piel pigmentada, y el pezón, que también está hiperpigmentado y es donde desembocan los conductos galactóforos en número de 10 a 15. Debajo de la piel se encuentra el tejido celuloadiposo, situado dentro de las celdas adiposas.
La subida de la leche
Los primeros síntomas de «la subida de la leche» suelen producirse entre el cuarto y sexto día del nacimiento.
• Sintomatología general:
— Malestar.
— Fiebre no superior a 38 °C.
— Discreto dolor de cabeza.
• Sintomatología local:
— Inflamación de la mama con signos de calor, tensión o tirantez, dolor y rubor.
Todos estos síntomas desaparecen en 24-36 horas. No se deben exprimir los senos con la intención de calmar las molestias pues perjudicaría a la glándula.
Composición de la leche
La leche materna es un alimento y el ideal para el lactante, por que a diferencia de la de vaca que siempre es igual, la leche de mujer va modificando su composición, adaptándose a las necesidades del niño a lo largo de la lactancia.
La leche se elabora a partir del suero de la sangre de la madre. Se compone de los siguientes elementos:
• Proteínas: El 60% de ellas son lactoalbúminas y lactoglubulirias (llevan incluidos anticuerpos) y el 40% es caseína. En la leche, de cada 100 ml., 1,1 g. son de proteínas.
• Grasas: Las de la leche materna son grasas neutras. las hay de cadena corta, media y larga, siendo estas últimas las mas abundantes. Predominan los ácidos grasos «insaturados» como el oleico, linoleico, linolénico, y el arquidónico. Estos tres últimos son ácidos grasos esenciales. Su falta produce alteraciones cutáneas y del sistema nervioso. Los ácidos grasos insaturados facilitan la absorción intestinal del calcio. La proporción es de 3,8 g. por 100 cc. El 98% son triglicéridos y el 2% restante son ácidos grasos libres, mono y digliceridos, fosfolípidos, colesterol y vitaminas liposolubles (A, D, E y K).
• Hidratos de carbono: La proporción es de 7 g. por 100 cc. de leche. Hay gran porcentaje de lactosa, formada por glucosa y galactosa, esta última necesaria para la formación de cerebrósidos (integrantes del sistema nervioso). Existen pequeñas concentraciones de glucosa, lactulosa y factor de crecimiento del bacilo bífico o B.
• Sales minerales: Su proporción es de 0,20 g. por 100 cc. de leche. Son principalmente calcio, fósforo, sodio, magnesio, potasio y una pequeña proporción de hierro. El aporte de este último mineral en la leche materna cubre las necesidades de los tres primeros meses de vida del lactante aproximadamente, por lo que a partir de esta fecha se le proporcionarán en la dieta complementaria alimentos que lo contengan.
• Vitaminas: Se han encontrado en la leche todas las vitaminas, incluidas las fundamentales. Se aconseja administrar a partir del día 21 de lactancia un aporte complementario de vitamina D por medio de baños de sol.
La cantidad de leche producida
La cantidad de leche producida varía notablemente en las 24 horas del día, dependiendo estas modificaciones de la misma mujer, su constitución, forma de la glándula mamaria, etc.
Aproximadamente se puede fijar la cantidad entre 600 y 800 cc., cantidad suficiente para la alimentación del lactante. La secreción suele ser más abundante por la mañana y por la noche, y más escasa por la tarde; también es normal que la cantidad varíe de un pecho a otro.
Al comienzo de la toma se observa cómo la leche va aumentando gradualmente; a los pocos minutos el flujo disminuye hasta casi paralizarse totalmente. Tanto es así que a veces el niño comienza a llorar; al cabo de algunos segundos la leche fluye en abundancia. Durante este flujo abundante de leche se experimenta una sensación de tensión mamaria que afecta al seno que no lacta, pues se vierte la leche al exterior sin el estímulo de la succión.
Se ha observado que en una misma tetada la composición de la leche varía: disminuyen progresivamente las proteínas y aumentan gradualmente las grasas hacia el final de la misma. Este aumento hace que el niño sienta saciedad; o sea, tenga sensación de estar lleno, y como consecuencia deje de mamar.
Al mismo tiempo las grasas retrasan la evacuación gástrica. Por otra parte, si la leche fuera igual de diluida que al principio, el estómago se vaciaría muy pronto y el niño nunca se sentiría satisfecho. Son valiosas ventajas que difícilmente podrá ofrecer la leche artificial.
Alimentos que aumentan la cantidad
de leche materna
Durante el periodo de lactancia, la alimentación de la madre es tan importante o más que durante el embarazo, ya que el desgaste es mayor; incluso puede padecer anemia por falta de las reservas adecuadas.
El principal elemento que debe estar presente y en abundancia es el agua. Además de este elemento vital procurará tomar otros líquidos que le aporten sales y vitaminas, como zumos de frutos y verduras frescas crudas.
Las infusiones recomendadas son el hinojo, anís y malta. Sin embargo, el alimento que da gran abundancia y calidad a la leche es el licuado de alfalfa. Sus excelentes propiedades y valor nutritivo lo convierten en un alimento de primera línea.
Contiene abundante hierro, calcio y fósforo entre las sales minerales; proteínas, vitaminas y gran cantidad de alimentos desintoxicantes, antitóxicos y enzimas.
Puede guardarse en el refrigerador durante varios días y tomarse a cualquier hora, entre comidas o durante ellas, siempre que se tenga sed y en lugar del agua. Para que por la mañana la calidad y cantidad de leche sea abundante se aconseja tomar al menos un vaso de este gran alimento.
Conviene asimismo incluir en al dieta frutos secos (almendras, nueces, avellanas, etc.), semillas de sésamo y chufas, que pueden ingerirse en forma de «horchatas».
Las sopas y las ensaladas de verduras crudas deben estar muy presentes en la alimentación, así corno los productos lácteos.
Media hora al sol por lo menos es muy aconsejable para formar la vitamina D, tan necesaria para la madre y el niño.
Alimentos que deben evitarse
En ningún caso se debe ingerir alcohol o fumar tabaco. Tanto el alcohol como la nicotina y los alquitranes del tabaco se eliminan en gran parte a través de la leche materna. Los efectos en el niño son diarreas, vómitos, intranquilidad, palpitaciones y en algunos casos convulsiones, además de disminuir el aumento de talla y peso.
Otro de los alimentos a evitar son las bebidas excitantes (café, té, refrescos de cola) por la cafeína, y los medicamentos. La cafeína no solo es perjudicial en el momento de la ingesta por producir en el niño irritabilidad, insomnio, diarreas. etc., sino también por la dependencia y los hábitos que estas sustancias pueden provocar más adelante.
Hay que evitar también las comidas excesivamente condimentadas; así como aquellos alimentos que produzcan gases (alubias, garbanzos, coles...) o bien, aquellos que dan mal sabor a la leche, como el ajo, la cebolla en abundancia y los espárragos.
Entre los diversos productos tóxicos que deben evitarse, destaquemos como resumen:
— Tóxicos medicamentosos, por ejemplo: el Diacepam.
— Tóxicos ecológicos: DDT y otros insecticidas.
— Tóxicos sociales: Tabaco, alcohol, cafeína y otras drogas.
Recordemos que diez cigarrillos al día tienen la cantidad suficiente de nicotina para dañar las neuronas cerebrales del bebé.
0 comments:
Publicar un comentario