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LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA: CAUSAS, SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO


Sobre la intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es un problema digestivo común en el que el cuerpo no puede digerir la lactosa, un tipo de azúcar que se encuentra principalmente en la leche y los productos lácteos.

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa generalmente se desarrollan a las pocas horas de consumir alimentos o bebidas que contienen lactosa. Pueden incluir: 

- Flatulencias (gases).
- Diarrea.
- Estómago hinchado.
- Calambres y dolores estomacales.
- Rugido del estómago.
- Sentirse enfermo

La gravedad de sus síntomas y cuándo aparecen depende de la cantidad de lactosa que haya consumido.

Algunas personas aún pueden beber un vaso pequeño de leche sin desencadenar ningún síntoma, mientras que otras ni siquiera pueden tomar leche en su té o café.

Cuándo buscar consejo médico

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa pueden ser similares a los de otras condiciones, por lo que es importante consultar a su médico de cabecera para obtener un diagnóstico antes de eliminar la leche y los productos lácteos de su dieta.

Por ejemplo, los síntomas anteriores también pueden ser causados ​​por: 

- Síndrome del Intestino Irritable, un trastorno a largo plazo que afecta el sistema digestivo.

- Intolerancia a la proteína de la leche, una reacción adversa a la proteína de la leche de vaca (no es lo mismo que una alergia a la leche )

Si su médico de cabecera cree que tiene intolerancia a la lactosa, puede sugerirle que evite alimentos y bebidas que contengan lactosa durante dos semanas para ver si sus síntomas mejoran.

¿Qué causa la intolerancia a la lactosa?

El cuerpo digiere la lactosa usando una sustancia llamada lactasa. Esto descompone la lactosa en dos azúcares llamados glucosa y galactosa, que se pueden absorber fácilmente en el torrente sanguíneo.

Las personas con intolerancia a la lactosa no producen suficiente lactasa, por lo que la lactosa permanece en el sistema digestivo donde las bacterias la fermentan. Esto conduce a la producción de varios gases, que provocan los síntomas asociados con la intolerancia a la lactosa.

Dependiendo de la razón subyacente por la que el cuerpo no produce suficiente lactasa, la intolerancia a la lactosa puede ser temporal o permanente. La mayoría de los casos que se desarrollan en adultos son hereditarios y tienden a durar toda la vida, pero los casos en niños pequeños a menudo son causados ​​por una infección en el sistema digestivo y pueden durar solo unas pocas semanas.

¿Quién está afectado?

La intolerancia a la lactosa es más común en personas de ascendencia asiática o afrocaribeña.

La intolerancia a la lactosa puede desarrollarse a cualquier edad. Muchos casos se desarrollan primero en personas de 20 a 40 años, aunque también pueden afectar a bebés y niños pequeños.

¿Es una alergia?

La intolerancia a la lactosa no es lo mismo que una alergia a la leche o a los lácteos. La alérgias alimentarias son causadas por la reacción de su sistema inmunológico a cierto tipo de alimento. Esto causa síntomas como sarpullido, sibilancias y picazón.

Si eres alérgico a algo, incluso una pequeña partícula puede ser suficiente para desencadenar una reacción, mientras que la mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa aún pueden consumir pequeñas cantidades de lactosa sin experimentar ningún problema (aunque esto varía de persona a persona).

Tratamiento de la intolerancia a la lactosa

No existe una cura para la intolerancia a la lactosa, pero limitar la ingesta de alimentos y bebidas que contienen lactosa suele ayudar a controlar los síntomas.

Dependiendo de los productos lácteos que pueda comer, es posible que también necesite suplementos adicionales de calcio y vitamina D para mantener sus huesos fuertes y saludables. En algunos casos, su médico de cabecera puede derivarlo a un dietista para obtener más consejos.

Además de los cambios en la dieta, los sustitutos de la lactasa también pueden ser útiles. Son gotas o comprimidos que puedes tomar con tus comidas o bebidas para mejorar la digestión de la lactosa.

Complicaciones de la intolerancia a la lactosa

La leche y otros productos lácteos contienen calcio, proteínas y vitaminas como A, B12 y D. La lactosa también ayuda al cuerpo a absorber otros minerales, como el magnesio y el zinc. 

Estas vitaminas y minerales son importantes para el desarrollo de huesos fuertes y saludables.

Si eres intolerante a la lactosa, puede resultar difícil obtener la cantidad correcta de vitaminas y minerales importantes. Esto puede conducir a una pérdida de peso no saludable y aumentar el riesgo de desarrollar las siguientes condiciones: 

- Osteopenia: donde tiene una densidad mineral ósea muy baja. Si la osteopenia no se trata, puede convertirse en osteoporosis.

- Osteoporosis: donde sus huesos se vuelven delgados y débiles. Si tiene osteoporosis, su riesgo de sufrir fracturas y huesos rotos aumenta.

- Desnutrición: cuando los alimentos que come no le brindan los nutrientes esenciales para un cuerpo que funcione saludablemente. Si está desnutrido, las heridas pueden tardar más en sanar y puede empezar a sentirse cansado o deprimido.

Si le preocupa que las restricciones dietéticas lo pongan en riesgo de complicaciones, puede resultarle útil consultar a un dietista. Ellos pueden aconsejarle sobre su dieta y si necesita complementos alimenticios.

Su médico de cabecera debería poder remitirlo a un dietista de forma gratuita. Alternativamente, puede ponerse en contacto con un dietista privado. 


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