¿Nos hemos detenido alguna vez a pensar cómo influimos en los hábitos alimenticios de los niños?
La forma de comer de un adulto (lo que come y cómo lo hace) supone un modelo que el niño muy probablemente va a imitar.
Consciente e inconscientemente contribuimos a formar el carácter de en él y en quien que los hábitos alimenticios serán una parte importante.
En la alimentación infantil hay tres errores que los padres inculcan con frecuencia a los hijos: comer deprisa, comer más de lo necesario y convertir la carne en el centro de cualquier comida.
Padres y maestros suelen esforzarse para aumentar la velocidad en las comidas del niño: «Come más deprisa», «No te duermas», son comentarios que oímos miles de veces.
La prisa de los mayores se descarga sobre los niños, y así ellos, cuyo instinto les guía a masticar despacio y ensalivar bien los alimentos, acaban también aprendiendo a tragar rápidamente lo que tienen en la boca sin apenas ensalivarlo.
Otro error, la sobrealimentación, se manifiesta en esa tendencia por «llenar» a los niños de comida aunque su instinto les señale que no van a asimilar tanto alimento y ellos lo manifiesten de diversas maneras no queriendo comer más.
Por último, suele considerarse que la carne es el alimento que permitirá a los niños crecer fuertes y sanos. La carne aporta a los niños proteínas, indispensables para su crecimiento, pero su calidad y cantidad no supera a la de los huevos y los productos lácteos, y va seguida de cerca por la que presentan las legumbres, especialmente la soja.
La carne, en contrapartida, posee más inconvenientes que estos otros alimentos; se digiere peor, acumula más productos tóxicos y supone un coste ecológico mucho mayor para el planeta.
Los padres de hoy son distintos de los de antes. No se basan tanto en la tradición, como aquéllos, a la hora de alimentar a los niños, y tienen acceso a mucha más información sobre dietética y nutrición infantil. Pero esta moneda presenta otra cara: la publicidad y los medios de comunicación inculcan a diario hábitos nuevos, entre los que es difícil discernir lo saludable y lo nocivo.
Alimentar equilibradamente a los niños resulta pues más fácil ahora que antes, siempre y cuando se acierte a separar el grano de la paja entre lo mucho que proponen el mercado y los medios de comunicación.
Ese es precisamente el propósito que nos anima: resumir y hacer accesibles los conocimientos actuales de nutrición, presentando a los padres una guía eficaz sobre alimentación infantil.
Aquí encontrarás desde los principios elementales de dietética y bioquímica a menús completos y recetas para cada edad. La alimentación en caso de trastornos corporales, los diversos tipos de lactancia, la forma de administrarle al niño los nuevos alimentos, los suplementos nutritivos más adecuados para su desarrollo, entre otros temas, se exponen en profundidad y de forma didáctica.
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