Muchas personas no se percatan de que las hierbas constituyen la fuente original de, por lo menos, el 25% de todos los fármacos. Generalmente las drogas o están hechas a partir de ellas o son duplicados sintéticos de químicos originalmente aislados de las plantas curativas. Como ejemplo tenemos a la morfina, poderoso analgésico, que deriva de la amapola del opio; la dedalera o digital, un estimulante cardiaco, que proviene de una flor llamada foxglove; y la reserpina, un sedante, que además se emplea para combatir la hipertensión, que se obtiene de la rauwolfia (raíz desecada de rauwolfia serpentina, originaria de la India).
Por lo general, las hierbas trabajan conjuntamente con los procesos del cuerpo para liberarlo de la enfermedad. Por ejemplo, la equinácea incrementa la actividad de nuestros glóbulos blancos, los que están destinados a luchar contra la infección. El cardo Mariano potencia la producción en el hígado del antioxidante glutatión para combatir a los radicales libres. A diferencia de la medicina occidental que se focaliza en los ingredientes activos de la planta, extrayéndolos e ignorando el resto, la medicina herbal se concentra en la acción sinérgica de toda la planta, que puede contener miles de componentes. Usualmente, un remedio herbal, obtenido de la planta en su totalidad, es más efectivo que sus componentes tomados por separado, precisamente porque dichos componentes trabajan en concierto para promover la salud. Asimismo las hierbas tienden a trabajar gradualmente, ayudando a fortalecer las defensas del cuerpo a través del tiempo. Por otro lado, es cierto que las medicinas actúan más rápido sobre el blanco al que se dirigen, pero es justamente esa rapidez lo que normalmente produce efectos secundarios.
SEGURIDAD DE LAS HIERBAS
A efectos de comparar la seguridad de las hierbas con la de las medicinas sintéticas, cabe resaltar un estudio reciente que muestra la existencia de 100 mil muertes al año en hospitales, generadas por el uso directo de medicinas prescritas, así como más de 2 millones de reacciones serias, producidas al año, por el uso de dichas medicinas.
En contraste, las muertes derivadas del empleo de medicinas herbales son extremadamente raras. Es cierto que ha aparecido cierta publicidad negativa con relación a la efedra, una hierba usada para reducir peso, pero también es verdad que las muertes que se han atribuido a su uso pueden deberse a diversas causas. Por lo que el rol que esta hierba ha desempeñado es estos sucesos, si existe, es bastante menor del que se le ha adjudicado. Por supuesto, las hierbas deben ser usadas responsablemente, tratándose de la efedra,
los individuos con el corazón debilitado no deben usarla, menos aún cuando esta es combinada con la efedrina sintética, un ingrediente conocido como estimulante cardiaco, muy común entre los remedios contra el resfríado.
Las reacciones negativas más comunes frente a las hierbas son los síntomas alérgicos, como las erupciones y las molestias estomacales. Dichas reacciones, así como las que se producen frente a las drogas, pueden ser distintas dependiendo de cada persona. Cada uno de nosotros posee una bioquímica particular con sus propias reacciones.
Siempre les advierto a mis pacientes que si sienten cualquier efecto extraño, derivado del uso de una planta, deben confiar en esta respuesta del cuerpo y reducir la dosis o, simplemente, detener la ingesta, a fin de verificar si se produce un cambio. En cualquier caso, si una hierba llega a producir un problema siempre existirá otra que puede ser tomada en su reemplazo.
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