Desde hace, por lo menos, 5 mil años, los seres humanos vienen cultivando ajo, y hoy es posible encontrar esta medicina herbal en cualquier lugar del mundo, desde la Polinesia a Siberia.
Hacia el final del primer siglo Dioscórides, Hipócrates, y otros antiguos médicos griegos recomendaban el ajo para tratar distintas dolencias, tales como problemas respiratorios, parásitos, y digestión dificultosa.
Actualmente, es usado para tratar, principalmente, problemas cardíacos, endurecimiento de las arterias, alta presión arterial, y altos niveles de colesterol y trigliceridos. El ingrediente activo principal del ajo es el allicin, un componente que contiene sulfuro, que luego el organismo transforma en distintos componentes terapéuticos. El allicin solo puede encontrarse en los productos derivados del ajo producidos aplastando la vulva fresca, más no en aquellos producidos a través de la destilación del vapor del aceite.
REVIRTIENDO LAS ENFERMEDADES CARDIACAS
Se ha demostrado que el ajo es muy útil al momento de prevenir la arterioesclerosis, el peligroso endurecimiento de las arterias que genera alta presión arterial, dolencias cardíacas y derrames.
Numerosos estudios con animales y humanos evidencian la efectividad del ajo para tratar la arterioesclerosis. Se ha comprobado que esta planta reduce el tamaño de los depósitos de placas, material “duro” que atasca y entumece las arterias, en casi el 50% de los humanos, ratas y conejos. Y en un experimento reciente, realizado con 200 hombres y mujeres durante un periodo de 2 años, todos aquellos que consumieron 300 mg o más de ajo, diariamente, mejoraron la flexibilidad de la aorta, la arteria principal que conduce la sangre hasta el corazón. Se ha verificado que el extracto de ajo reduce la presión sanguínea en los perros y las ratas, y numerosos estudios con animales han de mos trado que también puede reducir la coagulación de la sangre.
Todo ello nos demuestra que el uso de esta planta resulta sumamente eficaz para combatir los problemas arteriales.
CÓMO REDUCIR EL COLESTEROL
Los altos niveles de colesterol en la sangre y otros lípidos (grasas), tales como los trigliceridos, están relacionados con la alta incidencia de dolencias cardiacas.
De esta manera, los médicos recomiendan mantener bajos niveles de colesterol y triglicerios. Otro asunto importante es controlar la forma de colesterol denominada baja densidad de la lipoproteína (BDL) conocida como colesterol “malo” que daña las arterias. También es importante, mientras se disminuyen los niveles BLD, mantener un buen ratio de otra forma de colesterol, llamada alta densidad de lipoproteína (ADL), la que sí es una forma de colesterol “buena” que protege a las arterias.
Por lo menos, 28 estudios clínicamente controlados (estudios en los cuales se compara los efectos producidos por la administración de la droga, materia de análisis, y/o un placebo) han demostrado que el ajo disminuye, entre un 9% y un 12%, los niveles totales de colesterol, mientras incrementa de forma sustancial el ratio de buen colesterol en desmedro del malo.
En 1990, se llevó a cabo un estudio en Alemania, con 261 pacientes que recibieron 800 mg de ajo estandarizado o un placebo diariamente. Durante el transcurso de 16 semanas, los pacientes que recibieron el ajo experimentaron una caída del 12% en su nivel total de colesterol y del 17% en sus niveles de trigliceridos.
Otro ensayo clínico europeo encontró que el ajo podía ser tan efectivo como el Bezafibrate, droga prescrita para disminuir el colesterol, sin ocasionar los efectos secundarios que ésta última sí produce. Tal parece que esta planta, al igual que las medicinas prescritas, funciona interfiriendo en la habilidad del organismo para manufacturar el colesterol.
Ahora bien, no todos los estudios sobre este bulbo han demostrado que su uso produzca siempre los mismos niveles de beneficio. Se cree que estos resultados dispares obedecen a las distintas habilidades para manufacturar el colesterol que poseen algunos tipos específicos de ajo.
UN ANTIBIÓTICO NATURAL
Numerosos estudios, algunos de ellos que datan de la década del 40, han descubierto que el ajo posee poderosas propiedades antibióticas y antivirales. Así, conforme lo recomiendan importantes investigaciones científicas, las personas infectadas con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) vienen tomando ajo para prevenir infecciones bacteriales y fúngicas secundarias. También se emplea para tratar determinadas infecciones virales, fúngicas, intestinales, orales y la candidiasis vaginal. Cabe resaltar que el médico Albert Schweitzer empleó el ajo para luchar contra la disentería amébica en África. Estas propiedades antibióticas resultan más efectivas cuando se toma el ajo crudo o una preparación que contenga allicin, que actúa como un equivalente del mismo.
Recientemente, un grupo de científicos, en Etiopía, probaron el poder antibacterial de dos concentraciones (alta y baja) de extractos de ajo contra un número de bacterias comunes que causan la neumonía, tales como el streptococcus pneumoniae y la klebsiella pneumoniae. Dicho estudió encontró que ambas concentraciones, la alta y la baja, alcanzaron un ratio de respuesta del 88%, lo que significa, sin lugar a dudas, que el ajo inhibe el crecimiento de ambos organismos. Con lo cual los investigadores concluyeron que esta planta puede ser usada como un agente antibacterial muy potente para eliminar estos microorganismos patógenos.
Otro grupo de investigadores obtuvo resultados igual de promisorios en un experimento científico destinado a probar el uso del allicin contra una resistente bacteria resistente a los antibióticos, llamada VRE (vancomycin-resistente enterococcus). El allicin logró detener el crecimiento y proliferación del VRE en cultivos de células experimentales, lo que demostró que podía inhibir a la bacteria. Dichos investigadores sugirieron que aquellos individuos que se encontraban en alto riesgo de contraer infecciones resistentes a los antibióticos, como aquellos que poseen un sistema inmunológico limitado o aquellos que están por ingresar en un ambiente hospitalario rico en gérmenes pueden usar un suplemento de ajo para prevenir cualquier tipo de infección.
Por otro lado, cuando los investigadores de la Universidad de Toronto expusieron células humanas cultivadas, infectadas con malaria, a una mezcla elaborada con disulfides, componentes encontrados en el ajo, éstos últimos acabaron rápidamente con los parásitos de la malaria. Los autores del estudio creen que los ingredientes que esta planta posee interfieren con una enzima clave que permite que los parásitos de la malaria infecten la sangre humana.
LOS EFECTOS ANTI CANCERÍGENOS
El mismo equipo de investigadores canadienses involucrados en el estudio de la malaria también reveló que los componentes disulfides del ajo son igualmente efectivos para proteger a los humanos de las células cultivadas de melanoma (cáncer). Los científicos especulan que la misma enzima implicada en la expansión de la malaria en las células sanguíneas humanas también está relacionada con el fortalecimiento de las células cancerígenas para que estas puedan reproducirse. Dicho estudio demostró que el ajo interfiere con esta enzima frenando la expansión del melanoma.
Muchos otros estudios, extensos y detallados, sugieren enfáticamente que las dietas con alto con tenido de ajo pueden prevenir el cáncer, especialmente los de colón, esófago y estómago. En un ensayo clínico, llevado a cabo en 1986, un grupo compuesto por 41.837 mujeres fue encuestado sobre sus hábitos de vida. Cuatro años después, el seguimiento de las respuestas vertidas reveló que aquellas mujeres cuya dieta incluía una cantidad significativa de ajo eran, aproximadamente, un 30% menos proclives a desarrollar cáncer de colón.
Asimismo, otro estudio reciente ha mostrado que el ajo puede cortar el riesgo de contraer cáncer de próstata. Los investigadores sondearon los hábitos alimenticios de 238 hombres que padecían este tipo de cáncer y de 471 sanos en Shangai, China. Hallaron que el riesgo de padecer cáncer de próstata disminuía en más del 33% en aquellos hombres que consumían pequeñas cantidades de cebollas, ajo, cebolletas, chalotas, y puerros cada día. El ajo ha probado ser un agente anticancerígeno particularmente potente: los hombres que consumen 2 gramos de ajo diariamente experimentan un descenso del 50% en el riesgo de sufrir esta clase de cáncer. Incluso consumiendo un diente de ajo al día se provee protección al organismo contra esta enfermedad. ¡Esta es definitivamente otra excelente razón para que usted empiece inmediatamente a comer ajo!
ESCOGIENDO UN SUPLEMENTO DE AJO
Consumir uno o dos dientes de ajo crudo al día debieran ser suficientes para obtener la mayor parte de beneficios para la salud que ofrece esta planta, pero muchas personas evitan comerla debido al mal aliento que produce. Por esta razón, muchas compañías venden sustitutos inodoros hechos del allicin del ajo. También existen cápsulas revestidas de su plementos de polvo de ajo (el revestimiento de la cápsula posterga la digestión de la tableta hasta que ésta pase desde el estómago a los intestinos). Para mantener la salud, 2500 mg de allicin diario es suficiente, mientras que para fines terapéuticos serán necesarios, por lo menos, 5 mil mg al día. ¡Anime a toda su familia y amigos a consumir ajo, de esta manera, nadie se percatará de su aliento!
SEGURIDAD Y DOSIFICACIÓN
El único efecto secundario que resulta de tomar ajo es el característico y desagradable mal aliento. Incluso tomando un suplemento inodoro no se garantiza una total protección, dado que el ajo que se consume bajo esta forma produce un olor desagradable en más del 50% de los usuarios. Aun que en raras ocasiones, también se pueden producir nauseas, dolores de cabeza, sudoración, y mareos.
PRECAUCIONES
El ajo crudo, ingerido en dosis excesivas, puede causar numerosos síntomas molestos, tales como ardor de estómago, nauseas, molestias estomacales, vómitos, diarrea, flatulencias, enrojecimiento facial, aumento del pulso e insomnio. Si se aplica a la piel puede irritarla, abrasarla, e incluso quemarla.
Dado que el ajo adelgaza la sangre debe evitarse tomar píldoras de ajo con alta potencia antes de una cirugía o si ya se están tomando adelgazadores de la sangre recetados. Sin embargo, se presume que el consumo de esta planta es seguro para mujeres que están embarazadas o dando de lactar. Además, parece que el sabor del ajo es agradable para los lactantes.
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