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CUANDO LLEGA EL INVIERNO: BENEFICIOS DE LA EQUINÁCEA

EL TÉ Y SU HISTORIA

 
Según la leyenda nipona, al fundador de la escuela búdica Zen, tras permanecer largo tiempo meditando sobre la escena divina le venció el sueño. Cuando despertó sintió vergüenza tan honda de su debilidad humana que como autocastigo se arrancó los párpados y los arrojó al suelo. En el lugar en que cayeron floreció el arbusto del té, gracias al cual los monjes no traicionaron más la meditación.
 
Parece ser que el té fue mencionado por vez primera en la literatura europea por el escritor italiano Giovanni Botero cuando en 1590 contaba que "los chinos cultivan una planta rarísima que, en su país, viene a sustituir al vino".
 
Sin embargo, para algunos investigadores, la cuna del arbusto del té no fue el Celeste Imperio, sino Assam, una comarca limítrofe entre China y la India en la que los ingleses descubrieron la planta silvestre a comienzos del siglo XIX con ejemplares que llegaban hasta los quince y veinte metros o más, mientras que cultivada no pasa de un metro, por otra parte, la forma y el tamaño de las hojas también son distintos.
 
Los chinos debieron iniciar el cultivo del té ya en la Edad Antigua pero después de Jesucristo y la costumbre de beberlo no debió generalizarse hasta mucho más tarde, puesto que, hubiera sido conocida por los países con los cuales durante los siglos II y I antes de nuestra Era, China se relacionaba con el comercio de la seda.
 
A comienzos del siglo IX, monjes budistas introdujeron el té en el Imperio del Sol Naciente y muy pronto llegó a ser la bebida preferida de la alta sociedad, no extendiéndose entre el pueblo hasta el siglo XVII, cuando había enraizado ya en toda Europa.
 
Los nipones, como sus primos los chinos, elevaron la toma del té a la categoría de arte y de rito, degustándolo puro, en infusión con agua muy caliente, pero no hirviente, sin mezcla alguna, sin azúcar, ni limón.

EUROPA SE INUNDA DE TÉ

- El té se difundió en Europa paralelamente al café. Los primeros en introducirlo fueron los holandeses. De Holanda pasó a Inglaterra en donde con el tiempo se transformó en la bebida nacional por excelencia que se toma en cualquier hora del día y en especial a media tarde.
 
- El doctor Bontekoe lo propagó por Alemania en tiempos del Gran Elector.
 
- En Rusia adquirió pronto la categoría de bebida popular preparándolo y combinándolo con gran pericia.
 
- Al igual que el café, el té también fue objeto de enormes impuestos. Uno de estos gravámenes fue una de las causas inmediatas del estallido de la guerra de independencia de EE.UU.
 
L- as hojas de la planta llegaban a Europa por barco, pero como se creía que el aire de mar les era nocivo, los degustadores exigentes preferían las "caravanas de té" que realizaban el transporte por tierra a través de la inmensa estepa rusa.

FIN DEL EXCLUSIVISMO CHINO

Para terminar con el monopolio chino, a comienzos del siglo XIX ingleses y holandeses establecieron plantaciones en Assam, Bengala y Java, numerosos espías fueron enviados al Celeste Imperio para profundizar en las técnicas de cultivo y procurarse nuevos brotes del preciado arbusto.
 
En Ceilán la explotación por los británicos se inicia después de 1880, cuando los ingleses talaron sin piedad los magníficos bosques que poseía la isla para dar paso a las plantaciones.
 
En la actualidad la India se ha colocado a la cabeza de la producción seguida de China, Ceilán (Sri Lanka), Japón e Indonesia. La URSS posee el primer puesto en Europa, mientras que en África lo ostenta Kenya. En América del Sur, la única cosecha notable es la de Argentina.

OTRAS FORMAS DE "TOMAR EL TÉ"

Los mongoles ingieren el té en pastillas formadas por una masa compacta de la estimada hierba a la cual, una vez en infusión, añaden sal, especias y manteca, los pueblos caucásicos la mezclan con leche, sal y pimienta.
 
Según los chinos, los ingleses hacen algo semejante puesto que hierven el té hasta obtener un extracto fuerte y añadir azúcar, leche o limón.
 
La infusión de té provoca reacciones orgánicas semejantes a las del café, sólo que su alto contenido en tanino añade además, aunque sea diurético, un peligro de provocar estreñimiento pertinaz.


TE VERDE, Y TE NEGRO


- Aunque todas las variedades de tés proceden de la misma planta (Camelia Sinensis) y de la misma parte de ésta, la composición química del té negro difiere notablemente de la del té verde, pues en la primera variedad ésta ha sido modificada por la oxidación.
 

- Los principios activos contenidos en el té verde son muy semejantes a los que existían en el tierno brote antes de ser separado de la planta. El único cambio importante que tiene lugar en su proceso de preparación es una pérdida de agua.


- Indudablemente, el té negro posee todavía un cierto porcentaje de los componentes saludables, pero ya más reducidos. Sin embargo, el té verde sigue conteniendo la amplia gama de sustancias naturales que tan positivos efectos han demostrado a la salud humana. En esta variedad se han identificado más de 300 ingredientes activos. Los principales son: polifenoles, cafeína, vitaminas, minerales, aceites aromáticos y aminoácidos.
 

- Gran parte de la popularidad que el té verde ha disfrutado a lo largo de la historia se debe a su efecto estimulante, el cual se traduce en un incremento del estado de alerta, aliviando al mismo tiempo la fatiga. Su contenido en cafeína es el causante principal de tales efectos.
 
- En los últimos años ha sido motivo de creciente preocupación por sus posibles consecuencias negativas sobre la salud, principalmente en quienes ingieren cantidades considerables. Entre los síntomas generales por una excesiva ingestión de cafeína se pueden citar: diarreas, insomnio, ansiedad, dolores de cabeza, irritabilidad y dolores en el pecho.

- El café contiene más cafeína que el té negro y éste, a su vez, más que el té verde.

- Los polifenoles no son los únicos antioxidantes que contiene esta planta. Al igual que en muchos vegetales, en éste hay también vitamina A, vitamina B 2, vitamina C, vitamina E y carotenoides.
 
- Como curiosidad hay que comentar que durante cientos de años las tripulaciones de los barcos que transportaban el té hacía Europa debieron sufrir las penurias de enfermedades como el beriberi y el escorbuto, ambas causadas por una carencia de vitamina C. Muchos sufrimientos e incluso muertes se habrían evitado de haberse conocido entonces las propiedades de la mercancía que descansaba en las bodegas del navío.

- Numerosos estudios han demostrado que la vitamina C protege del cáncer de la cavidad bucal, de esófago, estómago y páncreas, al tiempo que evita la oxidación de las vitaminas A y E, prolongando su efectividad.
 
- La vitamina E es también un potente antioxidante que cumple la importante función de proteger las membranas celulares del daño causado por los radicales libres, habiéndose demostrado que reduce la incidencia de ciertos tipos de tumores malignos, especialmente de pulmón, esófago y estómago.

 
 

 

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