• Escurrir las semillas y dejarlas solo con una pequeñísima película de agua, en su tarro, con la tela por encima. Las semillas solo necesitarán humedad. Dejaremos el tarro un poco inclinado para evitar el estancamiento de agua y para que circule mejor el aire.
• Enjuagaremos las semillas por lo menos un par de veces al día, por la mañana y por la noche, más veces si hace mucho calor o si tenemos la impresión de que el tarro está reseco.
Las semillas necesitan humedad pero no estar saturadas ni bañadas en agua. Como también necesitan un entorno protegido, la tela de tul o de gasa o una tapa llena de agujeritos es igual de importante para su germinación.
Las semillas necesitan humedad pero no estar saturadas ni bañadas en agua. Como también necesitan un entorno protegido, la tela de tul o de gasa o una tapa llena de agujeritos es igual de importante para su germinación.
• Cuando se trata de semillas grandes, como los garbanzos, el girasol, la calabaza o las lentejas, después de estar en remojo lo más práctico es ponerlas en un plato con una tapa de cristal para que pase la luz y se conserve la humedad.
Así las semillas tendrán más espacio para germinar. Lo ideal es una de esas tapas con agujeritos colocadas sobre un plato llano con las semillas dentro.
Así las semillas tendrán más espacio para germinar. Lo ideal es una de esas tapas con agujeritos colocadas sobre un plato llano con las semillas dentro.
• El tiempo de germinación es variable en función de la dureza de cada semilla; entre la perforación de la semilla hasta el brote tierno pueden pasar entre dos y seis días.
La temperatura ideal es de 20 °C. El principio de la germinación puede hacerse al abrigo de la luz, pero en cuanto se llega al estadio de brotes germinados, si queremos que se desarrolle la clorofila hay que poner los tarros en un entorno claro y luminoso, sin que les toque el sol de manera directa.
La temperatura ideal es de 20 °C. El principio de la germinación puede hacerse al abrigo de la luz, pero en cuanto se llega al estadio de brotes germinados, si queremos que se desarrolle la clorofila hay que poner los tarros en un entorno claro y luminoso, sin que les toque el sol de manera directa.
• Obtenidos los brotes, se consumen lo más pronto posible.
Podemos detener el proceso de germinación, para que no lleguen a salir hojas, metiendo los tarros en la nevera, vigilando que no queden en una atmósfera poco aireada ni demasiado húmeda.
Podemos detener el proceso de germinación, para que no lleguen a salir hojas, metiendo los tarros en la nevera, vigilando que no queden en una atmósfera poco aireada ni demasiado húmeda.
• Cuando cambiamos el agua que las humedece, hay que enjuagar los brotes bien para retirar la envoltura de la semilla que tiene tendencia a ennegrecerse. La forma de proceder es básica pero requiere atención y mucho cuidado para no estropear los brotes.
¿Cómo conservar las semillas que usaremos para germinar?
¿Cómo conservar las semillas que usaremos para germinar?
• Cerremos bien las bolsitas o coloquemos las semillas en tarros que conservaremos en la oscuridad. Generalmente, yo conservo mis semillas en la nevera, así, en cuanto las saco y las pongo en un entorno húmedo, se despiertan con rapidez...
Como las semillas biológicas no están tratadas, ¡hay que tener mucho cuidado con las polillas durante el verano!
Como las semillas biológicas no están tratadas, ¡hay que tener mucho cuidado con las polillas durante el verano!
La mejor forma de germinar semillas para el consumo casero es hacerlas brotar escalonadamente y en pequeña cantidad, a fin de obtener una producción limitada (no hay que hacer muchas al mismo tiempo...) que nos permita consumir siempre brotes frescos.
¿Se pueden conservar las semillas una vez han germinado?
Una vez que han germinado, las semillas se consumen directamente y para detener el proceso no hay más que meterlas en la nevera.
Se colocan en un tarro un poco húmedo y bien aireado (con una tapa con agujeros o una tela de gasa) y se deben seguir enjuagando día sí, día no, hasta su consumo.
Los brotes se conservan mejor si están bien escurridos y la mejor manera de conseguirlo es una centrifugadora de lechuga. Si se conservan adecuadamente, podemos disfrutar de los brotes unos cinco días, dependiendo de las variedades.
Se colocan en un tarro un poco húmedo y bien aireado (con una tapa con agujeros o una tela de gasa) y se deben seguir enjuagando día sí, día no, hasta su consumo.
Los brotes se conservan mejor si están bien escurridos y la mejor manera de conseguirlo es una centrifugadora de lechuga. Si se conservan adecuadamente, podemos disfrutar de los brotes unos cinco días, dependiendo de las variedades.
Si compramos los brotes ya listos para consumir, en bandejas plastificadas del supermercado, hay que usar un poco la intuición para escogerlos y para conservarlos en casa. La consigna es que los brotes siempre deben tener un aspecto apetitoso, firme y desprender olor a fresco.
Consumir brotes
Los brotes siempre se consumen en crudo para aprovechar todos sus beneficios nutricionales. Hay solo dos excepciones:
Algunos brotes deben consumirse tras un ligero cocido al vapor o un hervido suave (con el fin de eliminar ciertos compuestos indigestibles); es el caso de los brotes de lenteja verde y los de los garbanzos. Si se cuecen levemente se digieren mejor. ¿Cuáles escogemos?
Algunos brotes deben consumirse tras un ligero cocido al vapor o un hervido suave (con el fin de eliminar ciertos compuestos indigestibles); es el caso de los brotes de lenteja verde y los de los garbanzos. Si se cuecen levemente se digieren mejor. ¿Cuáles escogemos?
Las semillas de alfalfa, col lombarda, brócoli, fenogreco, hinojo, rábano, mostaza... todas ellas producen brotes tiernos y son ideales para acompañar crudités.
El girasol, las lentejas coral, el sésamo, la calabaza... son semillas que podremos consumir desde el momento mismo de su germinación. Son tiernos, crujen naturalmente y se pueden incorporar a cualquier plato.
En cambio, las lentejas verdes, las judías mungo, los azukis... tienen brotes muy grandes. Éste tipo de semillas solamente pueden consumirse tras una breve cocción con el wok, por ejemplo. Para darle a los platos un toque asiático, se pueden saltear los brotes de soja o de girasol en un wok.
Para un uso práctico y fácil, dosifiquemos la germinación de las semillas para obtener una producción escalonada y consumirlas a medida que vayan germinando. Podemos empezar por las semillas acabadas de germinar y luego pasar a los brotes tiernos.
Poner las semillas en remojo
Para abordar el proceso de germinación, se colocan las semillas en contacto con el agua. Es lo que se llama «ponerlas en remojo»; esta operación «despierta» las semillas y elimina los inhibidores de las enzimas que las protegen naturalmente durante su tiempo de conservación y les impide germinar antes de la estación adecuada. Por este motivo, el enjuague es indispensable para eliminar esos compuestos.
Tengamos siempre en cuenta la calidad del agua, se aconseja un agua pura, mineral, o bien filtrada por ósmosis.
El tiempo de remojo puede ser bastante corto, dos o tres horas solamente para incitar la germinación del sésamo o del girasol, por ejemplo. Las semillas que germinan muy pronto son las que mejor se consumen en cuanto germinan.
Ahora dividiremos las semillas según el tiempo que deben estar en remojo.
No se ponen en remojo:
• La albahaca • Los berros • El lino • La mostaza • La verdolaga • La rúcula.
• La albahaca • Los berros • El lino • La mostaza • La verdolaga • La rúcula.
Medio día en remojo:
• La alfalfa • El brócoli • El apio • La col • Las espinacas • Las lentejas coral • El nabo • Los rábanos (todos, rosa, blanco, negro) • El trigo • El sésamo • El girasol pelado • La quinoa
• La alfalfa • El brócoli • El apio • La col • Las espinacas • Las lentejas coral • El nabo • Los rábanos (todos, rosa, blanco, negro) • El trigo • El sésamo • El girasol pelado • La quinoa
Una noche entera en remojo:
• El eneldo • El ajo • La avena • Los trigos (espelta, kamut) • La zanahoria • El perifollo • El cilantro • La calabaza • El hinojo • El fenogreco • Las lentejas verdes • La cebolla • El perejil • El puerro.
Ciertas semillas requieren un tiempo más largo en remojo, de una noche y medio día:
• El azuki • Los garbanzos • El arroz • La soja verde (judías mungo) Este tipo de brotes se destinan a la cocción (suave y muy breve), con la excepción de las judías mungo.
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