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SEMILLAS DE LINO: PROPIEDADES, BENEFICIOS Y MODOS DE CONSUMO


El lino o linaza (Linum usitatissimum) es ampliamente conocido en nuestro país. Su importancia (hasta la llegada de los derivados del petróleo) en herbolarios, textiles, pintura, cosmética y medicina, entre otros ámbitos, ocultó sus reconocidos atributos gastronómicos hasta que la cultura naturista-vegetariana puso de relieve su valor medicinal en las últimas décadas.

Las semillas del lino, de las que se obtiene aceite y harina y que sirven para preparar maceraciones, tisanas y cataplasmas, son laxantes, emolientes, calmantes, refrescantes, desinfectantes y diuréticas.

Contienen 25 componentes anticancerígenos y son ricas en enzimas, fibra y vitamina E. En una dieta vegetariana constituye una fuente crucial de ácidos grasos omega 3 y tiene un efecto antiinflamatorio total.

Añade a las ensaladas una o dos cucharadas de semillas de lino, ya sean enteras o trituradas; son muy útiles en los casos de estreñimiento, irritación gastrointestinal, nefritis y cistitis.


Poseen un alto contenido en ácidos grasos, también conocidos como vitamina F, vitales para el buen funcionamiento del metabolismo. En resumen, el lino es una de las plantas con mayor cantidad de ácidos grasos Omega 3, Omega 6 y Omega 9 que se conocen, y su aceite es muy apreciado en recetas frescas, como las ensaladas, donde se sirve crudo.

A diferencia del aceite de oliva, el aceite de linaza no es adecuado para freír, ya que su composición molecular se descompone a temperaturas mucho más bajas (alrededor de 180 °).

Por sus ácidos grasos, fibra dietética y fitoquímicos, la linaza, servida en forma de semillas, se ha convertido en uno de los añadidos más saludables para postres, aliños, panificación, etc.

Las semillas de lino reemplazan a los ácidos grasos omega-3 del pescado perfectamente, y además carecen de los inconvenientes del pescado (principalmente, contaminación por metales pesados como el metilmercurio favorecedor del infarto de miocardio, por bacterias y por parásitos; causa de alergias; formador de ácido úrico). El ácido alfa-linolénico (de tipo omega-3) cuya fuente rica son las semillas de lino, y el ácido linoleico de tipo omega-6 que se halla en la mayor parte de semillas alimenticias, son los dos únicos ácidos grasos esenciales que nuestro organismo no puede sintetizar. Por lo tanto, deben ingerirse con los alimentos, y además, en una proporción adecuada. Habitualmente se ingieren demasiados omega-6 y pocos omega-3; de ahí su importancia en la alimentación.

Las semillas de lino te pueden ayudar en caso de:
 
- Los lignanos de las semillas de lino protegen a nuestras células de la degeneración cancerosa.

- Enfermedades autoinmunes: el ácido omega 3 alfalinolénico y los lignanos frenan los procesos inflamatorios crónicos y fortalecen el sistema inmunológico. Por ello se recomienda en caso de artritis reumatoide, lupus eritematoso, psoriasis, colitis ulcerosa y otras enfermedades autoinmunitarias.

- Diabetes: las semillas de lino son muy bien toleradas por los diabéticos, pues apenas contienen hidratos de carbono. Además reducen las necesidades de insulina y mejoran el funcionamiento del páncreas.

- Obesidad: por su efecto regulador sobre el metabolismo.

- Eccemas, psoriasis y otras enfermedades crónicas de la piel.

- Impotencia sexual: por su efecto vasodilatador, protector de las arterias y antioxidante de las semillas de lino, que mejoran el flujo de sangre en los órganos genitales.

- Menopausia: se ha comprobado que las mujeres que toman 10 g de semillas de lino al día, experimentan un alivio en los síntomas de la menopausia.

- Osteoporosis: los lignanos, al igual que las isoflavonas y otros fitoestrógenos, favorecen la mineralización de los huesos y reducen la pérdida de masa ósea relacionada con la edad.

- Estrés nervioso, pérdida de memoria y deterioro cognitivo. Los ácidos grasos omega 3 forman parte de las membranas de las neuronas y son necesarios para su buen funcionamiento.

- Depresión, por el efecto tonificante sobre el sistema nervioso de los ácidos grasos omega 3 y de los lignanos del lino.

- Insuficiencia renal: el consumo de las semillas de lino mejora la función renal y frena la inflamación causante de la insuficiencia renal.

Las semillas de lino se usan también para germinados, empleadas de esta manera multiplican por cientos su elevada concentración de nutrientes. La mayor parte de las propiedades medicinales de la semilla de lino se deben a dos de sus componentes: El ácido graso alfa-linolénico, de la serie omega-3, y los lignanos.


Semillas de lino germinadas o brotes frescos:
 

Los brotes de lino son unos excelentes antioxidantes, ricos en principios que favorecen una acción desinfectante y reconstituyente del organismo. Soy muy ricos en proteínas, omega-3, calcio, hierro, magnesio, fósforo y potasio, y proporcionan todos los aminoácidos esenciales. Los brotes de lino proporcionan una buena cantidad de fibra, con efectos beneficioso para el aparato digestivo, combatiendo el estreñimiento.

Para las semillas de lino no es necesario el período acostumbrado en agua. Las semillas deben humedecerse ligeramente y disponerse de inmediato según el método de germinación elegido. Dada, su naturaleza mucilaginosa, es recomendable utilizar el método de las bandejas. Mantener las semillas alejadas de la luz hasta que aparezcan las primeras hojas. Mojar las semillas 1 ó 2 veces al día, únicamente con la cantidad de agua necesaria para mantenerlas siempre húmedas. Los brotes estarán listos en 5 ó 7 días. Se conservan durante 1 semana en el frigorífico.


Semillas de Lino molidas:

Son una de las fuentes vegetales más ricas de la naturaleza de Omega 3.

Se muelen las semillas de lino para que se puede absorber fácilmente los beneficios nutricionales de las semillas de inmediato, incluyendo hierro, zinc, calcio, fibra dietética y Omega 3.

- Ricas en proteínas: Dos cucharadas de postre colmada (30g) de linaza orgánica proporciona proteínas 6,63 g.

- Fuente de hierro: proporciona 2,1 mg de hierro (15% RI) por 30 g; y de magnesio: una porción de 30 g de linaza proporciona 114 mg de magnesio.

- Alta en fibra, proporcionando 7,11 g de fibra por porción de 30 g.

Consejos de uso: rociar sobre cereales, gachas, sopas, ensaladas o revuelva con la comida al freír.

Información nutricional por cada 100 gramos:
 
Omega 3: 19,4 g
Proteína: 22,1 g
Hierro: 7.06mg
Zinc: 5,5 mg
Magnesio: 380 mg
Calcio. 170 mg
Fibra: 23,7 g




 


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