Antes de empezar un tratamiento con hierbas medicinales hay que tener en cuenta que, en ocasiones, síntomas muy similares corresponden a dolencias distintas que pueden llevar al no profesional a confusión y autotratamiento erróneo.
En la actualidad, los medios diagnósticos son ciertamente exactos y no debemos desaprovechar la oportunidad de acudir a un especialista que nos indique cual es la enfermedad que padecemos y su estadio de evolución o gravedad. Posteriormente, seremos nosotros los que decidiremos, siempre debidamente informados tras la consulta medica, sobre la necesidad real de medicamentarse químicamente, de recurrir a la fitoterapia y medicina natural, o bien de combinar ambos métodos terapéuticos.
En segundo lugar, haremos una breve referencia a los distintos métodos de aplicación de las plantas medicinales que iremos viendo en esta web. Por vía interna el preparado más comúnmente utilizado es la infusión, y será la que sobrentenderemos cuando se mencione una hierba y no se especifique otro tipo de preparación distinta.
La infusión o tisana se obtiene de forma muy sencilla añadiendo a una taza de agua hirviendo una cucharada rasa de hierba seca y troceada. Se tapará el recipiente y se dejara reposar entre 10 y 15 minutos. Además, utilizaremos extractos, tónicos, aguas, vinos, etc.
Por vía externa emplearemos emplastos, compresas, cataplasmas, baños, etc.
Por ultimo, hacer mención de la necesidad de ser prudentes en todo tratamiento, adecuándose a las cantidades y frecuencias de toma descritas para cada enfermedad. Si bien es cierto que las plantas medicinales utilizadas, así como los vegetales empleados, carecen totalmente de efectos tóxicos o secundarios, siempre será conveniente atenerse a una dosificación lógica. No olvidemos que el dicho popular de "cuanto más, mejor" en fitoterapia no tiene valor ninguno y seria de ilusos intentar eliminar, por ejemplo, una gripe en 12 horas tomando tres litros de infusión de raíz de zarzaparrilla y un kilo de espinacas.
Cada dolencia requiere un tiempo de curación y la cantidad de plantas consumidas no tiene tanta trascendencia como la asiduidad y constancia en la terapia, así como la vigilancia de unas normas básicas de higiene de vida tales como el descanso físico y psíquico o la alimentación natural.
De igual manera, en los tratamientos largos que conllevan las enfermedades crónicas o semicrónicas, es conveniente descansar sin tomar las infusiones una semana al mes o bien 3 ó 4 días cada quincena. Esta es una norma que impide al organismo acostumbrarse a los principios activos de la/s planta/as y, por lo tanto, incrementa su acción terapeútica a largo plazo.
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